Huelga decir, con el nick que me he puesto que me gusta mucho el circo, desde pequeño me encantó la sensación de volar a otro mundo lleno de magia e ilusión y vacío de miedos y frustraciones.
Para mucha gente el circo es algo propio de niños, para mí es algo propio de mentes que se atreven a soñar, y en eso no creo que tenga nada que ver la edad.
La semana pasada acudí al Teatro Circo Price, para ver un espectáculo de circo rumano, como siempre disfruté muchísimo y sentí fortalecerse el lazo que me une al niño que fuí, el que me hace sonreir como un bobo cuando veo la película de Peter Pan.
Al salir una foto en el pasillo llamó mi atención, cuando me acerce descubrí un payaso en medio de su actuación, en una imágen en blanco y negro, con el siguiente texto debajo, "Charlie Rivel, 1969".
Un fogonazo iluminó mi mente, y mi memoria, Charlie Rivel, no pude verle en vivo, era yo muy pequeño y el ya muy viejito, pero recuerdo perfectamente verle en el televisor en blanco y negro de mis padres, todos juntos en el salón, y sobre todo recuerdo perfectamente el día que murió, ese día todos los telediarios hablaban del payaso más famoso de la historia, y pasaban imágenes de sus actuaciones, con su famosa silla y su famosa guitarra, con un haz de luz que iluminaba su figura y cinco centímetros más alrededor, y esa cara de tristeza, de pena, de ternura que tenía y una música triste y melancólica acompañando sus últimas imágenes en vida, dándonos su últimos adios.
Disfruté del día, disfruté de los recuerdos, y gracias a la red ha surgido el reencuentro.
Aquí su historia
http://www.tinet.org/~tarraco/archarli.htmly arriba su arte.
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