martes, 28 de abril de 2009

Sonia

Quien más quien menos ha estado alguna vez en Barcelona y conoce Las Ramblas. Seguramente se trata de la calle más característica de Barcelona, llena de color durante el día que se transforma paulatinamente según cae la noche. Al menos desde hace unos años, las aceras aparecen llenas de pakis vendiendo estrella damm a la voz de "cerveza, beer". Los mismos pakis que horas después te ofrecen empanadillas y que continuamente te silvan "hash" según pasas cerca de ellos. También es una zona tomada por la prostitución callejera, y las putas se abalanzan sobre cualquier chico o grupo según suben o bajan por La Rambla. Por lo general son situaciones desagradables, se oye continuamente "amigo, chupar, follar, ah ah ah, sólo 20 euros". Un día según salíamos de la Plaza Real, Sonia, que proviene de la África profunda y supongo que allí no tenía ninguna esperanza de salir adelante, se unió a nosotros y nos acompañó tranquilamente por la Rambla en dirección a Plaza Cataluña. Apenas hablamos nada, simplemente buscaba un poco de compañía y quizás un descanso en su dura vida. Conseguí ver en sus ojos un ápice de ilusión, y deseé por encima de todo que alguna vez le llegue esa oportunidad de un buen futuro que cualquier persona se merece. Estamos acostumbrados a tener mil oportunidades de labrar nuestro futuro, seguramente ella sólo tendrá una oportunidad, espero que le llegue y la pueda aprovechar.



lunes, 27 de abril de 2009

SPOONING

En Argentina dormir en cucharita.
En Méjico cucharse.
En España?? Dormir abrazando (o abrazado) al cuerpo de otra persona fundiditos en postura fetal?
Me gusta cada vez que descubres un verbo que existe en otro idioma pero no en el tuyo y te preguntas por qué. Sobre todo cuando la acción que describe es universal y el sentido se entiende perfectamente.
Buscando por un idioma universal incorporo este anglicismo en mi cerebro, en mi manera de pensar y sentir.
I love spooning!

domingo, 26 de abril de 2009

Amor de protocolo

Hace unos días leía en el blog de Malabar Infernal sobre qué es el amor. Lo definamos como lo definamos, lo cierto es que se trata de una relación con o hacia una persona, y es ésta la que determina qué clase de amor es el que queremos conceptualizar.
Por ejemplo, hay amor de madre (de madre hacia los hijos), amor maternal (de los hijos hacia las madres), amor platónico, amor fraternal, amor propio, amores perros, primer amor...
Pero hay uno del que apenas se habla: amor de protocolo. Es un amor que conocemos de sobra, en el que hemos estado inmersos/as alguna vez (o lo seguimos estando), por el que nos hemos llevado alguna bronca de pequeños/as (a quién no le han dicho en alguna ocasión eso de: "tienes que querer a fulanito/a, porque es tu lo que sea"), un amor al cual nos aferramos con el temor de que no se extinga, de que no se rompa, por si acaso. Pero, ¿por si acaso qué?
¿Por qué tengo que querer a mis hermanos? Pero si sólo tenemos en común poco más que el ADN.
¿Por qué tengo que querer a la persona que me engendró? Si no se ha ocupado de mí como creo que debería haberlo hecho.
¿Por qué tengo que querer a mi marido? Claro, como llevamos la misma alianza de oro con brillantes...
¿Por qué debo sentir amor hacia los abuelos? Pero si han sido unos egoistas toda su vida.
¿Y a mis primas las de allí? -Pues porque sí, porque son de tu sangre.
- ¿De mi qué?
- De tu sangre, hijo. Y a los tuyos siempre hay que quererlos.
Y así nos va.
Te quiero porque me obliga el protocolo, porque está así estipulado por las ficciones sociales que nos hemos creado, porque me lo han dicho mis padres, porque los demás así lo esperan, porque las circunstancias y el entorno me lo exigen, porque lo juré antes Dios en vano...
Yo prefiero saltarme el manual.

viernes, 24 de abril de 2009

Espera

He llamado al ascensor, pero la luz del botón estaba fundida. Llevaba los cascos puestos, y no podía oir el motor, con lo que no podía saber si el ascensor estaba bajando o ni siquiera si lo habría llamado. Y aun así me he quedado allí esperando, sin ninguna señal ni certeza de que fuera a llegar ningún ascensor.

Pensandolo bien, es una buena metáfora de vida.
"La paciencia mató al sueño"

lunes, 20 de abril de 2009

Tres mayores

Volviendo a casa me paré en un semáforo en rojo para peatones. En vez de cruzar a paso rápido, como siempre, decidí esperar pacientemente a que se pusiera en verde, y mientras, me dediqué a observar el otro lado de la acera. Había tres mayores - tres viejos, que diríamos sin eufemismos- esperando también a cruzar, en hilera, uno al lado del otro. Un hombre, muy estirado, entre dos mujeres. A una de ellas, le cogía de la mano. Su esposa. La otra, arrimada al hombro del señor, conversaba, gesticulante, con la primera. Estaban muy juntos, y tal vez por eso el hombre tenía una postura un tanto rígida. Me imaginé que la señora, tal vez una amiga del matrimonio, le estaba agarrando a él, quizás sin que su amiga con quien conversaba se diera cuenta. O tal vez era su hermana. Observando con mayor detenimiento, vi que la señora esposa iba acicalada a lo clásico, abuela de domingo, con su pelo lacado y su traje de falda púdica, en tonos apagados. La señora al otro lado iba vestida de rojo vivo, falda larga, uñas pintadas de rojo, y vehemente expresividad corporal. El señor no decía nada, estaba como un poste, mientras la señora de rojo no paraba de hablar con la esposa. Tal vez por eso estaba tan pegada al señor.
Me imaginé la historia: ellas eran hermanas. La mayor, de rojo, se había tenido que casar joven, la primera, con alguien que no quería. En realidad, a quién quería era al hombre de su hermana pequeña. Pero la vida a veces es así, como en la novela "Como agua para chocolate". Décadas más tarde, tras una espiral de relaciones, cambios, la muerte que va y viene, ... los tres habían llegado a un acuerdo de convivencia en el cariño, un trío amablemente senil.
"qué bobadas me da por pensar" me dije. "tengo que leer menos autor latinoamericano".
El muñequito se puso en verde y cruzamos. Ellos tres se echaron a andar. Creo que nunca había visto una estampa así, tierna, en el fondo.
Los tres iban cogidos de la mano, con los dedos entrelazados.

domingo, 19 de abril de 2009

viernes, 17 de abril de 2009

Cero Food

A Sharon Stone's press conference, just three days later after going back home from Uganda.



Jodorowski nos dijo en una charla, "no podéis cambiar el mundo, pero podéis empezar a cambiarlo".

jueves, 16 de abril de 2009

Burriquin Marquetín S.A.

Burri-kin España, gran empresa conocida por su gran talento envenenando a la peña, y la campaña de la ultima bazofia yanka.


El embajador mejicano en Madrid ya les ha dado un toque de atención.

Y siempre está el oportunista que ha usando tanto talento para parodiar la visita de hoy de Don Barak a la ciudad de Mexico, Distrito Federal, Estados Unidos de México.

miércoles, 15 de abril de 2009

El fasero

Hoy ha sido el día en que he recogido todas mis cosas del puesto de trabajo. He limpiado mi mesa, vaciado mis cajones, y metido todas mis cosas de la oficina en una caja de cartón. Después de ocho años sentado en el mismo sitio, la mesa tan vacía se veía rara, y me he parado a examinar si sentía alguna emoción o sensación al pensar que pronto habría otra persona allí mismo sentada y que nunca más me volvería a sentar ahí. "mmmmmm vamos a ver... pues no, no siento nada especial. ah sí. prisa, son las seis. marchemonos" (siempre me hablo a mi mismo en primera persona del plural, ¿vosotros?).
Así que he salido bien cargado con mi caja de cartón, el portatil en la espalda, y llegando al aparcamiendo se me ha empezado a descolgar el portatil, La caja peligraba, asi que he acelerado el paso para llegar al coche antes de verme recogiendo mis cosas del suelo mojado. Había un señor mayor, al lado del mío, asomado al reflejo de la ventanilla de un citroen negro, peinándose con la mano. Al llegar yo, ha maldisimulado con un leve giro su "hedonismo" y se ha quedado observando. Parecía el padre de alguien esperando a que su hijo saliera del trabajo. Agradecí que hubiera llovido, mi megane se veía más limpio que nunca. Con el portatil ya para aterrizar en un charco inminente, dejé con un poco de fuerza la caja sobre el techo de mi coche, y el señor me miró con cara reprobatoria, de pecado mortal. Él jamás hubiera hecho eso a su incólume coche, amor de sus amores, prójimo predilecto y objeto de deseo, máscota de su corazón, extensión de su alma, blablablabla... Le he mirado fulminante con ganas de decir que con mi coche hago lo que me da la gana, como si abollo el techo, ya ves y que si quiero, ahora mismo le doy una patada y me quedo más ancho que largo. Me ha recordado al padre de un amigo que trabajaba en FASA, y sufría obsesivamente por el estado del coche de su hijo. Un pesado. Era depresivo, y recuerdo que una de sus crisis comenzó por un rayón en la puerta. No puedo evitar cierta repulsión por la gente que fetichiza y adora objetos materiales de ese modo.
Al final encontré mis llaves, le di al botón, y un megane exactito al mío a dos plazas de distancia hizo "bip bip"y abrió su puerta.

ups.

martes, 14 de abril de 2009

Déjame entrar

Cuando hoy he bajado a la calle, no se podía comer en el suelo. Llovía y hacía frío, y el cielo estaba oscuro, lleno de plomo. Menuda bienvenida, tan fría que esto no parecía mi casa.
Al menos encontré un nexo: al girar la esquina, en la marquesina del autobús que está a dos pasos de mi portal anunciaban con un gran cartel "Déjame entrar", la película que Jesús me recomendó que fuera a ver a la Cineteca Nacional, en una de las tardes del DF.

Si te gustó "Crepúsculo",... no vayas a verla. De hecho, creo que es mejor que no leas este blog demasiado.
"Déjame entrar" debe ser algo así como la enésima (nota para los fans de Crepúsculo: enésima significa "número inderminado de veces que algo se repite", traducidlo como la tropecientosava) película que trata el tema vampírico. Pero nunca he visto ninguna película como esta, dulce y sangrienta, sin ser gore ni morbosa, y cálida en el frío nórdico en el que está ambientada.

Para el que se anime a verla, he ojeado la cartelera y no la he visto en ningún cine, tal vez no la estrenen hasta este viernes todavía.





Disclaimer: cualquier comentario irónico hiriente que encuentres en este post, es producto de tu imaginación o de una interpretación hiperbólica de lo contenido en este site. Consultas y reclamaciones, llamen al 1004 ó al 11811 y pregunten por Tomaso.

lunes, 13 de abril de 2009

El Bajío

Ya tan solo esperando para abordar, estaba pensando en los últimos días de viaje en el Bajío mexicano. Partimos de la estación camionera del DF el jueves santo por la mañana. La llegada a la estación fue bastante confusa, había demasiado de todo. Demasiada gente, demasiados mostradores, demasiados destinos. Supongo que aquí en el DF todo es a lo grande. 
No tardamos demasiado en conseguir unos billetes - unos boletos- para nuestro primer destino en el Estado de Guanajuato, el "pueblo mágico" de San Miguel de Allende. Apoltronados en nuestras  butacas, bastante cómodas, con el aire polvoriento entrando por las ventanas abiertas de todo el autobús, así pasaron cuatro horas largas - casi cinco- de idas y venidas, gente montando y saliendo del autobus, el pasillo repleto de viajeros y de comerciantes. Pero aquellas butacas eran un reducto, y se sentía cómodo mirando ell paisaje, muy parecido a la frontera entre Castilla y León, cuando el verano ya está bien entrado.
San Miguel nos recibió en su estación con los colores amarillos y tostados de un pueblo que se desparrama en un valle- o como dice Jesús, en una cañada, pues no es un valle lo que hay entre dos cerros, tal vez sólo laderas. Comparado con el Anahuac, no es un valle, no. 
La noticia al arribo fue la esperada, ocupación hotelera plena; y así nos fue que fuimos a terminar en la última habitación de un hotelito bastante estrecho y muy centrado en el casco viejo con sello UNESCO, a novecientos pesos la noche que yo diría que fuera de los días santos no valía ni la cuarta parte. Pero qué curiosa habitación. Se trepaba sobre unas escaleras abiertas de tabla que subían sobre la cabeza del mismo recepcionista.  Dos plantas de habitación vertical, en la baja el baño; en la alta, el dormitorio, con una ventada por la que salir al mismo tejado, una azotea sin ninguna barrera, sobre la que se dominaba la vista de los tejados de San Miguel, y sobre la que recuerdo cervezas y estar tumbado viendo el cielo apenas estrellado con la mente dispersa.  
Pero eso fue a la vuelta esa misma noche, cuando estuvimos buscando el mismo hotel que ni el nombre ni la calle habíamos anotado.  Y anteriormente, ya flotan los recuerdos: la hamburguesa vegetal, el festival del rock para venteañeros en aquel bar con pinta de peña de pueblo, la subida al mirador, el caminar por las calles un pueblo que no parecía Mexico, tal vez una mezcla entre pueblos de Castilla, o pueblos de Andalucía pintados de colores, y el tono dorado superpuesto. Y en el zócalo, una catedral digna de Gaudi sobresalía sobre los laureles recortados.
Lo más divertido fue al día siguiente, al alquilar un cuatrimoto para recorrer botando las calles empinadas de San Miguel. Nos sirvió también para acercarnos a la estación, comprobar los horarios hacia la ciudad de Guanajuato, regresar al hotel, cargar el quad con los bultos del equipaje, y asi terminar en cuatro ruedas la estancia casi ya llegando la procesión de las doce en viernes santo.
Cogimos --agarramos, hay que decir aquí, púdicamente- un autobús bien distinto al que salió del DF. Este era "primera plus", nada que ver, asientos cómodos, pocos, televisión, almuerzo, dos baños completos. México para mi creo que es distintivo por la mezcla por un lado, y por las diferencias, por los extremos. 
La llegada a Guanajuato fue de las que quitan el aliento. Había leído a un bloguero mochilero que recomendaba San Miguel, ya que Guanajuato era demasiado grande y demasiado turístico. De esta ya aprendo a no creerme todo lo que leo. La ciudad de Guanajuato, también con sello UNESCO, no es comparable a nada de lo que haya visto en Europa o en España (aclaro que España es Europa, para los puntillosos, y no casi-África como muchos norteños tal vez pensaronen el pasado y no dijeron). Siguiendo con Guanajuato, no puedo creer que sea conocida por sus momias, y no cómo una ciudad encantada por la minería, horadada de túneles en su inframundo y llena de casas de colores vivos en sus laderas, con la estatua del Pipila. Qué decir de los parquecitos casi andaluces, la iconografía cervantina,  quijotesca  por todos lados, las bajadas a las calles subterráneas regadas de tiestos de geranios...

Llaman para abordar, tendré que seguir con esto en otro momento. O tal vez no. Ha sido un gran viaje, y como siempre, con una gran gran gran compañía. 

Última noche

Luces rojas y azules reverberan en las paredes del fondo, en la esquina con la calle Liverpool. Es de noche, y la lluvia torrencial ha limpiado las calles de la Zona Rosa, dejando ese olor dulce en el aire, humedad y charcos. Las gotas todavía escurren por los toldos que invaden la acera. De vuelta. El domingo de resurrección silencia la calle, no sé si por resurrección o más bien por domingo. Apenas hay nada abierto a las once. Sanborns, VIPS, Starbucks, Seven Eleven, qué mal os disimuláis entre mansiones porfiristas y otros desguaces desconchados. Ya vuelvo, al hotel, a España. La luz amarilla va marcando los pisos, se arrastra sobre la hilera de números. Doce, trece, catorce, …ya regreso. Se acaba, en unas horas. Entro en la habitación, las luces de México titilan nada titubeantes en el ventanal del fondo. Es un gran árbol de navidad, sin verde. Qué gran vista, qué enorme ciudad. Adiós, ciudad de México.

domingo, 12 de abril de 2009

Puesto de frutas

Museo de Arte moderno, ciudad de México


Mercado Hidalgo, Guanajuato



Creo que con esta exhuberancia y este colorido natural es fácil explicar por qué en la América tropical incluso algo tan tétrico como las iglesias tienen las paredes de colores alegres y algunas lucen incluso farolillos, de colores también.

sábado, 11 de abril de 2009

Central camionera del norte

Nunca imaginé una estación de autobuses tan llenísima de gente como la terminal central del norte del DF.

El viaje a San Miguel de Allende me pareció cuanto menos curioso. En cada parada de las muchas hasta Querétaro, se subía el enésimo tipo a vender comida, bebida, o el gel ultracurador de todos los males mundiales del mundo, o un descanso de conciencia para la última ONG anti droga. 
Además, en los autobuses en México sí que está permitido y es una práctica habitual que la gente vaya de pie en el pasillo en trayectos entre ciudades. De hecho, debe ser algo así como un pasaje de segunda. ¡Pero tres horas de pie...!

jueves, 9 de abril de 2009

Rotavolución

Ha sido un día cansado. Arrastrando los pies por el bosque de Chapultepec, que ni un miércoles santo descansa de turistas, de orgullo patrio y de otras señas de lo mexicano, que invaden lo que un día fue un retiro apartado para el castillo regente. Hoy ya me parece una sombra, adornada, como todo lo que vemos en este siglo, de la añoranza de un recuerdo que ni os perteneció ni fue como lo pintan. No hace falta leer a Carlos Fuentes para darse cuenta de la opacidad de esta región del aire translúcido, tan contaminada, en el sentido físico, y en el metafísico también. El recuerdo colectivo, común, tiene la lacra de quedarse sólo con los vestigios románticos de los hechos; quién sabe si es una cuestión de mercadeo o simplemente la mente del hombre –y de la mujer- que hace por olvidar lo feo del pasado, y subjetiviza la historia para ensamblarla con el presente, siguiendo un instinto de autoprotección. Así se puede vivir, hoy. Y tal vez así se pueda construir una identidad nacional. 
Así, uno piensa en la Revolución, como una inspiración divina, nostálgica, de la bravura de los insurgentes e inconformistas, de los soñadores que querían cambiar las cosas. Por justicia, por todos, para todos. Pero en cuanto se entra más en materia se llega a una cinta de Moebius, que tanto me gusta cómo ilustró Orwell en 1984: los bajos siempre serán bajos, y por encima de ellos, los altos y los medios luchan en el ciclo de la alternancia, puro egoísmo. Desde luego no soy experto en sociología, antropología, historia, ni en nada realmente, pero es lo que veo. Es una constante:
El revolucionario que derroca al dictador, termina convertido en un nuevo dictador. 
Los únicos héroes auténticos son aquellos que mueren antes de corromperse.

miércoles, 8 de abril de 2009

Presuntos culpables

Una curiosa exposición en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de México, sobre la experiencia en las cárceles mexicanas. Me ha llamado la atención lo gráfico de las recetas para fabricar utensilios de utilidad en la cárcel, como cuchillos y puntas, vasijas, o incluso una parrilla.






lunes, 6 de abril de 2009

El pájaro Dziu

Hacía mucho calor en la ciudad de México. El paseo desde donde me dejo el taxi de Jesús, desde Bellas Artes, hasta mi hotel en la Zona Rosa, fue más trabajoso de lo que pensaba. Con el calor, el sueño, el cambio de horas, el ligero soroche y el aire propio del DF, que a veces cuesta respirar, tardé más de lo que pensaba. Pero ayer era domingo, y la ciudad vibraba, repleta. La Alameda Central, Reforma, Bellas artes y el Zócalo estaban rebosando de gente, y en muchos rincones, estaban "estando sin más", paseando, o vete a saber qué haciendo. La enésima protesta campesina llegando a Cuauhtemoc, y al fondo, el edificio Reforma222 triangular, figura que para mi es símbolo de todo lo mexicano. La piramide rectángula de Reforma222  se distingue perfectamente desde el avión, según planea sobre el mar de ladrillo que invade el valle de Mexico hasta los  cerros, y más allá, con construcciones trepando por la ladera. 
Habíamos estado vagueando toda la mañana del domingo, y por la tarde nos pusimos en marcha. Me encantan los planes laxos que conducen a cualquier cosa menos lo que tenías pensando. Empezamos viendo el Museo de las Intervenciones, o de los traumas nacionales, como dice el bueno de Jesús- si os sirve de consuelo, amigos mexicanos, a nosotros los yankos y los gabachos también nos han dado por saco, minando el poco orgullo patrio peninsular  que la pobre identidad española aun (man)tenía.  Cuando no era una invasión ha sido una usurpación de territorios de ultramar, como Cuba o Filipinas. 

Acabando la tarde, el taxista que nos intentó llevar del museo a la cineteca nacional, nos dejó tirados a medio camino y terminamos en el Centro Nacional de Artes, un impresionante complejo de audiotorios y teatros que dudo - por desconocimiento- si existe, así de abierto, en Madrid o en Barcelona. Cogimos una entrada para una obra de teatro "El pájaro Dziu", una leyenda maya que me recordó a mis vacaciones chiapanecas y la cosmogonía prehispánica que Esquivel recoge en "Malinche". La entrada le costó el equivalente a 1,5 euros. 
"Ya ves, aquí la cultura casi la regalan y ni aun así", dijo Jesús. 

Me temo que eso pasa en todos los sitios.



sábado, 4 de abril de 2009

Borrachos de bar

Otra vez haciendo la maleta. Es la segunda vez esta semana, uno ya va cogiendo destreza. Aunque prácticamente se hace sola, al estilo autómata, no deja de ser aburrido. Me estaba entrando sueño y me he bajado a tomar un café al bar de la búlgara. Desde que abrieron, siempre trato de tomar el café en el mismo sitio, aunque queda más lejos. Vi que esta siempre un poco vacío, y bueno, sé lo duro que es que un negocio empiece a marchar, y más un negocio de este tipo. Como en este mundillo la gente llama a más gente, pongo mi granito de arena.

Cuando he entrado, la camarera estaba deseando hacer algo que no fuera aguantar al borracho, el típico notas que esta voceando y, todo torpe, amenaza con tirar algo o romper de repente en algo más que unas voces. Me siento a su lado, expectante. Estas situaciones son violentas, y como no hay un manual para actuar, pienso que lo mejor la normalidad, aunque empiezo a notar una sensación cruzada entre el peligro y el deja vu, no sé cuál de las dos es. El tipo se ha tragado un megáfono y sigue dando voces, ahora conversando con el parroquiano que tiene a su otro lado - que por lo que infiero más tarde, ya tiene la lengua bastante mojada en vino también, aunque apenas se le oye ahogado por el estruendo del otro. Yo ya tengo mi café preparado, e intento alcalzar uno de los periódicos del rincón, pero se interpone el obstaculo de ¡otro borracho! ¿Qué se celebra hoy, San Baco de Duero o qué? Éste al menos está completamente dormido. Grabo la escena en mi mente, y me sonrío; es digna de un cuadro "borracho dormido a la sombra de una copa de vino". Le observo, con la banda sonora del vocinglero de fondo: el tipo tiene su mentón apoyado sobre el pecho, unos cincuenta, demasiada ropa encima, barba gris, pelo raleando, corpulento entrando en carnes, con una gran tirita que le cruza la frente. Seguro que se cayó en la última borrachera, esta mañana o así. Su mano derecha se apoya en la barra, y ha dejado el vino a medias.
Al final, trato de abordar el rincón de los periódicos, por babor y estribor del gordo, pero no hay forma. La envergadura de su siesta ya me cubre todas las opciones. Creo que está muerto, no le veo respirar, y pienso que resucirtarle -"señor, despierte, tómese su vino y déjeme alcanzar el Mundo" - no va a ser buena idea, pues con un borracho en activo ya parece que tenemos bastante. Ya lo tengo: la camarera -una española muy dicharachera que debe trabajar con los búlgaros y que me llama cariño- puede alcanzarme el periódico por dentro de la barra, pero cuando me dirijo a ella para pedirselo, se desahoga a contarme. Por lo visto, el vocingleras es nuevo en estos lares y lleva tres horas dando el coñazo. Ella sabía que hoy no tenía que venir a trabajar- me dice, y la consuelo con el derecho de admisión, hablamos de eso, y me pongo a observar la escena. Esto me suena, ¿a qué me recuerda?. El tipo es joven, por el tamaño de sus manos tiene pinta de currante. Está un poco descontrolado, y empieza a confraternizar con el parroquiano que ya es viejo asistente, por lo visto, para poder meterse con ella, para sacarla de quicio nada más. Ella sale del quicio, revienta la bisagra de hecho, y estalla, y comienza a regañarle a voces, -ya la tenemos montada, y todo por un pincho que el otro se ha merendado por la patilla.

De repente, ya sé a que me recuerda la escena, del mejor surrealismo cañí, ¡es una escena de una peli de Almodovar! Atónito, observo la estampa completa, y empiezo a sonreirme, y de repente, me ocurre como esas veces en que sabes que no es el mejor momento para echarse a reir, y precisamente eso hace que sienta un ataque de hilaridad incontenible a punto de erupción. Cuanto más me aguanto, más me estoy riendo y tengo que salir de urgencia del bar, muerto de risa. Y me vuelvo a casa, riendome a carcajadas.


Seguiré con mi maleta, en unas horas empiezo el viaje.

viernes, 3 de abril de 2009

Buenos Aires llora

Me levanto en Buenos Aires, día 2 de abril, y no para de llover. Así que decido ir a pasar la mañana a Tigre, ciudad en el norte de Buenos Aires y que cuenta con el único delta de agua dulce del mundo, al desembocar el río Paraná en el Río de la Plata.

Buenos Aires llora porque hoy entierra a Raúl Alfonsín, el primer presidente de la democracia Argentina, que llegó al poder en 1983. Algo así como nuestro Adolfo Suárez. Falleció fruto de un cáncer, la epidemia de nuestro tiempo. Alfonsín era una persona muy querida en todo Argentina, y el pueblo se ha echado a la calle para darle su último adiós. La verdad es que no entiendo esta maldita costumbre de exhibir el cuerpo sin vida de una persona, pero la verdad es que las imágenes de la Plaza del Congreso y la calle Callao porteñas eran impresionantes.
Leo esta frase en el diario Clarín, que pronunció en octubre de 2008 durante su última aparición pública:

"Sigan a las ideas, no sigan a hombres. Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en antorchas que mantienen viva a la política democrática."

Buenos Aires llora porque hoy se cumplen 27 años del inicio de la guerra de las Malvinas, una guerra lanzada con el objetivo de recuperar un trozo de territorio en propiedad de Buenos Aires y con el intento de unificar el país bajo un fuerte sentimiento de nación, fracasado por la contundente respuesta de la Inglaterra de Margaret Thatcher. Hoy se veía en la Plaza de Mayo a veteranos de guerra reclamando condecoraciones que nunca llegaron, malditas guerras y sueños de coronales uniformados.




miércoles, 1 de abril de 2009

El Glaciar Martial



Hoy en Ushuaia, después de pasar la mañana en el Parque Natural Tierra de Fuego, he decidido pasar lo poco que queda de tarde subiendo al Glaciar Martial que ofrece cobijo y frescura a la ciudad de Ushuaia, en la Tierra de Fuego. Y según subía he decidido hacer un experimento, escuchar una vez tras otra la canción de Nacho Vegas, El hombre que casi conoció a Michi Panero, que me descubrió mi amigo Sergi.

Comienzo la subida, me ha acercado hasta el pie de la montaña un taxi.

Y unos me llaman chaval y otros me dicen caballero.

Intento subir rápido, no queda mucho hasta que anochezca y mi objetivo es bajar andando hasta el pueblo, lo cual puede hacer que me quede tirado a mitad del bosque según anochece.

Fracasé una vez, fracasé diez mil
y aún así alzo mi copa hacia el cielo


Adelanto a una familia guiri mientras mi canción se va repitiendo incesantemente en mi iPod. El ancho camino poco a poco se va tornando en un camino estrecho según llego al final del telesilla que he decidido no tomar, mientras mis piernas aguanten prefiero usarlas.

Nunca fui en nada el mejor,
tampoco he sido un gran amante;
más de una lo querrá atestiguar


Llego a una zona en la que el fango y las rocas son una constante mientras va cayendo el agua del deshielo. Me equivoco y meto el pie derecho completamente en agua, en agua helada. "Mierda", me quito un calcetín de los dos que llevo en cada pie y tiro millas.

Pero si algo hay capital, algo de veras importante,
es que me voy a morir y cuando digo voy es voy


Me cruzo con la pareja de brasileños que conocí en Perito Moreno, al final todos hacemos más o menos la misma ruta. El chico, risueño, me vuelve a mostrar su foto sin camiseta mientras levanta un gran trozo de hielo, "es para mis hijos", me dice.

Dejadme preguntar; ¿esto es el final?
Y si es así, decid; ¿me váis a extrañar?


Llego a una primera parte que parece el final del mirador para sacar la puta foto de una vez, pero un boludo argentino me dice que no, que quedan 15 minutos de dura ascensión. La subida no es muy fácil, me recuerda al Cerro Negro de Nicaragua, casi perpendicular y que según pones un pie se hunde entre la tierra y parece que retrocedes más que avanzas. El boludo me dice que los europeos lo tenemos fácil para viajar, pero que ellos a duras penas pueden viajar al sur de su país por la plata que cuesta. Él se acaba de casar y se lo puede permitir, me saca un par de fotos y sigo mi camino.

¡Largo ya de aquí! ¿Qué queréis de mí?
¿Es mi alma o es mi dinero?
Si de uno carezco y la otra es una anomalía en esta vida.


Cada vez queda menos, me cruzo con un guiri que me dice "the worst is done". "Ai joup sou" le respondo con la lengua fuera.

He bebido bien, y casi conocí en una ocasión a Michi Panero,
y ahora brindo en paz por la humanidad
y por lo bien que habita el mundo


Por fin llego a mi destino, exhalo aire puro durante un rato, me maravillo con las vistas, me siento completamente vivo a la vez que exhausto, pienso que si esto no es libertad tiene que ser una sensación muy parecida.

Según bajo me cruzo con un chaval israelí con el que crucé anteriormente dos frases, está esperando a un amigo que se ha aventurado por el glaciar... y mientras veo su cara de preocupación pienso en cuán importante es tener en cuenta que la libertad de uno acaba donde empieza la de los demás.
De repente me he echado un amigo, un perro sin hogar al que apodo "copo" porque es blanco y me acompaña durante mis dos horas de regreso a Ushuaia, un regreso duro porque apenas llego de día al pueblo según se va tornando gélida la tarde, mientras voy feliz y tarareando...

¡Escuchad, os lo diré cantando!
Shalalaralalá