jueves, 9 de abril de 2009

Rotavolución

Ha sido un día cansado. Arrastrando los pies por el bosque de Chapultepec, que ni un miércoles santo descansa de turistas, de orgullo patrio y de otras señas de lo mexicano, que invaden lo que un día fue un retiro apartado para el castillo regente. Hoy ya me parece una sombra, adornada, como todo lo que vemos en este siglo, de la añoranza de un recuerdo que ni os perteneció ni fue como lo pintan. No hace falta leer a Carlos Fuentes para darse cuenta de la opacidad de esta región del aire translúcido, tan contaminada, en el sentido físico, y en el metafísico también. El recuerdo colectivo, común, tiene la lacra de quedarse sólo con los vestigios románticos de los hechos; quién sabe si es una cuestión de mercadeo o simplemente la mente del hombre –y de la mujer- que hace por olvidar lo feo del pasado, y subjetiviza la historia para ensamblarla con el presente, siguiendo un instinto de autoprotección. Así se puede vivir, hoy. Y tal vez así se pueda construir una identidad nacional. 
Así, uno piensa en la Revolución, como una inspiración divina, nostálgica, de la bravura de los insurgentes e inconformistas, de los soñadores que querían cambiar las cosas. Por justicia, por todos, para todos. Pero en cuanto se entra más en materia se llega a una cinta de Moebius, que tanto me gusta cómo ilustró Orwell en 1984: los bajos siempre serán bajos, y por encima de ellos, los altos y los medios luchan en el ciclo de la alternancia, puro egoísmo. Desde luego no soy experto en sociología, antropología, historia, ni en nada realmente, pero es lo que veo. Es una constante:
El revolucionario que derroca al dictador, termina convertido en un nuevo dictador. 
Los únicos héroes auténticos son aquellos que mueren antes de corromperse.

2 comentarios:

G Velázquez dijo...

me pregunto si la inspiración para tu post reflexión surgió a partir del monumento a los niños héroes o en el castillo mismo, jeje.

interesante tu perspectiva. nada errada, creo yo.

un gran saludo, que sigas disfrutando méxico

daviz dijo...

gracias, Gina! realmente lo estoy disfrutando un montón, México es increible, con sus cosas feas y sus cosas bellas, "en todas partes cuecen habas", dice un refrán castellano que aquí traduciríamos por "en todas partes cuecen frijol" :))))

la reflexión desde luego viene por los monumentos de Chapultepec pero tb por todo lo que ensalza a los héroes de la historia de México desde la independencia a la revolución, y ya ves que en cada esquina del centro de la ciudad te encuentras un memorial a alguno de ellos, un museo, o similar. Y no solo por Mexico, en sí... quizás también tenga algo que ver con el libro que estoy leyendo, el "General en su laberinto", sobre los últimos días de Bolivar.

un saludote!!