martes, 25 de septiembre de 2007

Soberbia Púrpura


Aquí estáis, oh excelencia,
paseando vuestra humildad,
como dijera vuestro Cristo,
entregándoos a la humanidad.

Es de justicia mostrar,
a este mundo de ateos,
donde llega vuestra bondad
para con estos fariseos.

No dudáis en sacrificar,
a la vista de la plebe
vuestra comodidad
por el bien de los más débiles.

Mi cabeza no comprende
como tras tanto sacrificio
este pueblo desagradecido
no adora al Santo Oficio.

Sois ejemplo,
a la vista está
de lucha abnegada
por la igualdad.

Que sería de nosotros
sin vuestra intervención
casarían sin reparo
al chapero, al maricón.

Y que decir de los lujuriosos
y viciosos africanos
que proponen los condones
para sustituir a las manos.

Y las pecadoras jovencitas
que prefieren abortar
a una vida desdichada
por orden de la autoridad.

Se que nada ha de cambiar
pero aún así os lo digo
soy humilde y pecador
y desde aquí os maldigo

Os maldigo por falsos
mentirosos y embusteros
por valeros de la inocencia
para vuestros trapicheos

si es que existe vuestro Dios
y con él cielo e infierno
sería de justicia
que ardiérais en el averno.



2 comentarios:

Jacqueline Sokolovic dijo...

Interesante tu poema. Me dejó mirando para arriba. Es algo de lo que uno no pueda dejar de pensar sobre la religión y su relación con el hombre que a veces se hace muy tormentosa pero por otro lado reconciliadora por eso de la fe y del amor... Muchos besos y sigo guardando tus mil sonrisas ( adoro esa frase, es como, si en ti, hubiese más rostro que observar, algo que es propio del deleite y del placer).

malabarista infernal dijo...

No reniego de la religión, que quede claro, aunque tampoco me siento cerca. De quien si reniego profundamente es de las iglesias, de esas multinacionales del poder y la opresión, que nada tienen que ver con las religiones que creen representar.
Me alegra verte por aquí, y tu frase trajo más sonrisas que escalaron a mis labios.
Un beso