miércoles, 26 de septiembre de 2007

Sabios de la calle

Martes, salgo de mi curro, con el espíritu bastante decaído, es difícil no verse afectado por la situación, pasar 8 horas al día en un sitio en el que nada de lo que ocurre te interesa y rodeado de gente que no despierta ni un poco de curiosidad en tí, en ninguna de sus conversaciones. No es soberbia, simplemente es saber que ese no debería ser tu lugar,... pero esa es otra historia.
Salía decaído, y sin ningún plan a la vista, no me apetecía llegar a casa así que decidí pasear hasta el centro, el día se mostraba luminoso y alegre, aunque no lo suficiente para contagiarme. Decidí ir al cine, pero faltaba una hora para que comenzara la película, así que me entretuve comiendo un Kebab. Acababa de terminar mi actual libro, así que no tenía nada para leer, horror!!!!. Saqué un boligrafo de mi bolso y en una servilleta me puse a garabatear lo que me venía a la cabeza, y esto es lo que salió:

¿Donde está escondida la felicidad?
¿Manará de un sagrada manantial?
¿Fue sacrificada en el altar de la estabilidad?
¿Acaso sabes dónde escondida está?

Hace ya demasiado que se despidió de mí,
Entonces me daba igual,
ya no quería sentir,
ya no estaba aquí.

Ahora, he vuelto,
no quiero sobrevivir,
quiero vivir, sentir, sufrir, llorar, amar...
y otra vez a empezar.

De niño soñé,
con un amor eterno, imperecedero,
una familia,
niños a mi alrededor, un perro,

¿Dónde quedó mi felicidad?
¿Dónde quedó mi sueño?

Ahora solo anhelo
el calor de las caricias,
el sonido de los besos,
levantarme acompañado,
aunque sea pasajero.
Palpar el amor, intenso,
ajeno al tiempo.....
ajeno a mi sueño.


Me engaño.... todavía espero,
a pesar de mi empeño.


Entré a ver la película, una película muy linda, qué tan lejos, en ella aparece uno de esos sabios de la calle que se esconden tras una apariencia sencilla y modesta, (Jesús es su nombre) y responde de la siguiente manera a una pregunta de una joven:

- ¿Por qué mis historias nunca tienen un final feliz?
- El final feliz depende de donde pongas el punto,...... el punto final.

Volví a mi casa tranquilo y sonriente, y con algo más aprendido.

1 comentario:

Unknown dijo...

Fui el otro día a ver esta película. Muy recomendable, muy bueno el pensamiento de Jesús, aunque no se si era precisamente un sabio de la calle jejeje. Cuánto nos convendría no agobiarnos con puntos finales, simplemente dejar que la vida fluya, utilizar más comas, pensar que el punto final es más una imposición nuestra que una realidad, pensar más en el presente, en el ahora, y no en el ayer o en el mañana. (todo esto me lo estoy diciendo a mí mismo y ya de paso os lo escribo :))