Lunes 24 de septiembre, en Barcelona es fiesta y aprovecho para bajar el fin de semana a Madrid. Como la gente trabaja y yo no (jejeje) me voy a dar una vuelta por el centro acompañado de mi maleta (más bien arrastrando la maleta). Por muchas ruedas que tenga la maletita de marras pasear con ella por Lavapiés es una tarea cansina, sobre todo cuando el suelo es pavé. Después de patear unas cuantas calles estoy cerca de Neptuno y me decido preguntar a un señor policía municipal dónde está la Casa Encendida. Él me contesta muy amablemente que ese no es su distrito y que no sabe, pero va a preguntar a otro policía. Éste dice en tono jocoso que si la casa encendida es una casa que se está quemando, yo no me puedo creer que dos policías municipales treintañeros no sepan ni siquiera qué es la Casa Encendida. Recupero mi confianza en la especie humana en la Oficina de Turismo y finalmente decido ir al Reina Sofía. De nuevo pierdo un poco de confianza en la especie humana cuando, según estoy subiendo por las escaleras y llego a la primera planta, una chica me pregunta dónde está la segunda planta. Me gustó bastante el museo, espectacular el Guernica, intrigante Dalí e impactante Miró. Fue curioso, al ver el arte de Dalí no lo entendía bien hasta que leía el nombre de la obra, en cambio al contemplar a Miró me quedaba entusiasmado viendo la mezcla de colores, pero luego leía el nombre de la obra y no entendía nada. Me pasé un buen rato buscando los pájaros que dice Miró que pintaba, pero yo creo que puso los nombres a sus obras para despistar o alguien del museo los ha cambiado. Tampoco había leído tantas veces seguidas la palabra duplex como en el nombre de las obras que vi en la exposición de Luis Gordillo, ni la palabra Minotauro en el pabellón de Picasso. Para finalizar, una exposición de objetos de Carlos Pazos de lo más curiosa. Un buen día por las calles de Madrid, como dice Sabina, esa ciudad insufrible pero insustituible.
Por cierto, me gustó el término surrealismo: Automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.
¿Cuántas veces nos (me) gustaría ser más surrealistas?
3 comentarios:
Muchas Henry, muchas
Surrealismo.. es lo que vemos en sueños ¿no?
¿Os acordáis de Destino?
http://www.youtube.com/watch?v=iO1ghQFSXro
que bueno, ¿donde está la puerta a ese mundo?, a veces me canso de este
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