Muy cerca está Sant Miquel del Fai, un antiguo monasterio acompañado de una cascada.
Un viento de aire fresco que merece la pena disfrutar.
Gracias a esas maravillosas casualidades que se generan en internet, (no existen las casualidades) he llegado al blog de Eduard Punset, y curioseando en él he encontrado este post, las raíces de la infelicidad.Durante mucho tiempo busqué de manera consciente o inconsciente sentirme desdichado, sentirme víctima de no se muy bien qué,.. por suerte ese tiempo pasó, pero recuerdo vivamente la sensación, y puedo intuir, que no explicar, de donde venía, y hasta incluso como se fué, ... no se si temporal o definitivamente.
Ahora veo a personas muy cercanas, muy queridas para mí recorrer ese mismo camino, y desde la cuneta agito violentamente mis brazos para intentar advertirles, para que no sigan ese camino de infelicidad que no lleva a ningún sitio, y que pese a que no puedan verlo no es el único, no, no lo es,... nunca.
Cuando superé ese ansía desaforada por el lado negro de las cosas se instauró en mí una especie de estoicismo, es decir, acepté que la vida tiene sus momentos buenos y malos, y que si bien los buenos nunca son eternos los malos tampoco, y si los asumes como parte de la vida te das cuenta que ni siquiera son tan malos, que no son para tanto, en esa línea estoy de acuerdo con la opinión de uno de los que comentan el post de Punset, Ibn Luanda:
La gente puede ser infeliz de dos formas muy distintas. Una porque esté en una situación realmente difícil y otra “porque sí”. A la primera yo la llamo infelicidad animal y la equiparo a la infelicidad que puede sentir una cebra cuando es perseguida por un león. Tiene causas reales y, sobre todo, actuales para sentirse mal. La segunda es a la que solemos llamar infelicidad. Y la solución está en cada uno. No hay remedios mágicos ni libros maravillosos que nos digan cómo evitarla. Todo consiste en ser consciente de uno mismo y de lo que pasa alrededor. De mirar las cosas con objetividad, evaluar cada situación a la que nos enfrentemos y de no preocuparse innecesariamente por nada que no signifique un daño físico (que provocaría una infelicidad del primer tipo).
Como en todos los enigmas no hay una respuesta concreta, pero si al menos una intuición, para ser más feliz un buen comienzo es... no empeñarse en ser infeliz.
Algo que me pone la piel de gallina, un poema de Lorca cantado por Marea.
Ciudad de los Gitanos