jueves, 12 de julio de 2007

Infelicidad

Gracias a esas maravillosas casualidades que se generan en internet, (no existen las casualidades) he llegado al blog de Eduard Punset, y curioseando en él he encontrado este post, las raíces de la infelicidad.Durante mucho tiempo busqué de manera consciente o inconsciente sentirme desdichado, sentirme víctima de no se muy bien qué,.. por suerte ese tiempo pasó, pero recuerdo vivamente la sensación, y puedo intuir, que no explicar, de donde venía, y hasta incluso como se fué, ... no se si temporal o definitivamente.
Ahora veo a personas muy cercanas, muy queridas para mí recorrer ese mismo camino, y desde la cuneta agito violentamente mis brazos para intentar advertirles, para que no sigan ese camino de infelicidad que no lleva a ningún sitio, y que pese a que no puedan verlo no es el único, no, no lo es,... nunca.
Cuando superé ese ansía desaforada por el lado negro de las cosas se instauró en mí una especie de estoicismo, es decir, acepté que la vida tiene sus momentos buenos y malos, y que si bien los buenos nunca son eternos los malos tampoco, y si los asumes como parte de la vida te das cuenta que ni siquiera son tan malos, que no son para tanto, en esa línea estoy de acuerdo con la opinión de uno de los que comentan el post de Punset, Ibn Luanda:
La gente puede ser infeliz de dos formas muy distintas. Una porque esté en una situación realmente difícil y otra “porque sí”. A la primera yo la llamo infelicidad animal y la equiparo a la infelicidad que puede sentir una cebra cuando es perseguida por un león. Tiene causas reales y, sobre todo, actuales para sentirse mal. La segunda es a la que solemos llamar infelicidad. Y la solución está en cada uno. No hay remedios mágicos ni libros maravillosos que nos digan cómo evitarla. Todo consiste en ser consciente de uno mismo y de lo que pasa alrededor. De mirar las cosas con objetividad, evaluar cada situación a la que nos enfrentemos y de no preocuparse innecesariamente por nada que no signifique un daño físico (que provocaría una infelicidad del primer tipo).

Como en todos los enigmas no hay una respuesta concreta, pero si al menos una intuición, para ser más feliz un buen comienzo es... no empeñarse en ser infeliz.

Algo que me pone la piel de gallina, un poema de Lorca cantado por Marea.
Ciudad de los Gitanos


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola malabarista: He leido tu opinión en el Blog de Eduard Punset sobre el terrorismo y he sentido la curiosidad de conocerte un poco más. He leído este escrito tuyo sobre la Infelicidad y quiero felicitarte de corazón, por dos motivos, el primero es egoista: el que felicita comparte esa alegría y el otro motivo es que me da gusto compartir contigo el haber pasado por ese mismo sendero. Claro que la vida nos depara muchos cruces de camino y que es tonto pensar que vamos detrás de otros o delante de los demás, pero dejame que te diga que siguiendo ese camino me he encontrado con algo todavia más sorprendente que la aceptación: La bendición del sufrimiento. Apenas lo estoy empezando a explorar, pero comprender esto me está ayudando a entender no sólo todo el dolor de lo vivido, sino lo que hice sufrir y prepararme para el sufrimiento que venga. Realmente el camino es fascinante

Crece la voz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
malabarista infernal dijo...

Hola Miguel
Es un placer tenerte por este lugar de encuentro que es crecelavoz, la verdad es que me encanto el blog de Punset, da gusto escuchar a mentes tan lúcidas en este mundo casi siempre lleno de ruido pero sin contenido.
A mí también me alegra conocer a personas que sienten igual que yo respecto a cosas tan internas, porque a veces uno se siente un poco marciano al comprobar que otras personas no comprenden algo que para ti abarca tanto.
Me gusta eso que dices de comprender tu sufrimiento pero también el que provocas, muchas veces nos cegamos por nuestro dolor y no vemos el que generamos, al verlo aprendemos a perdonar también a aquellos que nos dañan, y a aceptar que el dolor forma parte de la vida tanto como el placer, y cuando toca hay que saber llevarlo, para así poder disfrutar después los momentos de placer.
El sufrimiento, no te voy a mentir, no es algo que desee, nadie lo deseamos, pero cuando toca siempre hay una enseñanza en él, y dado que toca sufrirlo al menos aprovechémoslo para mejorar, para avanzar...
Un saludo amigo y espero verte de nuevo por aquí