viernes, 23 de enero de 2009

Desde Nuevo León, Chiapas

El Zapatismo se reactiva en 2009, el Subcomandante Marcos rompe su año de silencio y reaparece en el Festival de la Digna Rabia en Chiapas, a la vez que se presenta en Sundance la primera película sobre el zapatismo, “Corazón del tiempo”.

Pedí permiso a Jesús para reproducir parte de una carta que me envió en Navidad desde el pueblo de su padre. Es un poco largo pero me pareció interesante compartirlo, no ya por que tenga ninguna relación con el EZLN o los indígenas mayas, pero sí por que da cuenta de la realidad en muchos pequeños pueblos de Chiapas, vista desde dentro.




Te escribo desde una arcaica máquina del poblado de Nuevo León, en el municipio de Teopisca.


Hoy asistimos al velorio de doña Maria Fonseca, tía de mi padre, continuando con la racha de muertes que se ha dado en este pueblo durante los últimos 20 días. La primera víctima fue don Guadalupe, el padre de la banda Leoneros. Resulta que ese señor fue el músico de mayor tradición en el pueblo, y sus 7 hijos forman parte de la banda del lugar, por eso el mote que se le da. Mi padre me cuenta que además de ser músico, ese señor cargaba costales de más de 100 kg en sus buenos tiempos en el mercado municipal de San Cristóbal del Frailese. Cuenta que en una ocasión le pesaron en una báscula a él y luego a un gringo. Don Lupe era bastante robusto y bajito, aunque no gordo, y el gringo era alto y lucía bastante más gordo que don Lupe, pero don Lupe pesó más, definitivamente estaba mas denso debido a la intensa actividad física. El velorio fue toda una fiesta, tocaron todos sus hijos con la banda, marimba y mucha comida.


La segunda víctima de la racha fue Tía Zoila Padilla, segunda madre de mi padre, quien a pesar de no tener parentesco con él, le cuidó como si fuera su propio hijo durante su niñez. Ella fue la mejor amiga de mi abuela Esperanza, y era muy querida por muchas generaciones de gente en Nuevo León por ser una consumada curandera, que aliviaba todo tipo de dolencias con su medicina natural, ya fuera empacho, calenturas, estreñimiento, anginas, dolores de muelas, dolores biliares, espanto. Todo era digno de su atención y dedicación, y jamás cobró por sus servicios. Me acuerdo de cuando la visitábamos, siempre nos daba una calurosa bienvenida, sonoro beso, abrazo quebrantahuesos en el que se te impregnaba el olor a leña quemada y hierbas que la caracterizaba y el clásico "sentá tu culo en una silla hijito, ´orita me platicás como te ha ido".

La tercera víctima una muchacha a quien no conocí pero que resulta ser familia mía de no se que lazo - aunque resulta que toda la gente de Nuevo León es familia mía por algún lado.

La cuarta, Tía Maria, Prima hermana-sobrina-ahijada-madrina-comadre de mi abuelita Esperanza. Una de las grandes matriarcas de este lugar. ¿Has oído hablar de los funerales de Mamá Grande de García Márquez? Me recuerda al velorio de mi abuela, aunque hoy no hay tanta gente como en aquel entonces, quizás por que la mayor parte de los integrantes de aquella generación ya ha fallecido, y quedan pocos supervivientes. Ella fue madre de Francisco Fonseca, quien fue socio comercial de mi padre y gracias al cual llegaron alguna vez a Villaflores a inaugurar un restauran. Doña María sobrevivió a la muerte de todos sus hijos y un par de sus nietos. Era una mujer muy delicada que no comía cualquier cosa y siempre tenia algún gesto de asco en la cara. Cuando mi hermana menor no quería comer de lo que mi madre nos preparaba yo la molestaba diciéndole "aquí renació la viejita Maria" y eso a mi hermana le molestaba mucho.

Y como en el cuento que escribí hace tiempo, los chismes en Tlatlauquitepec-San Diego Lajerio-Nuevo León no se hicieron esperar, y con los chismes algunas realidades. Cuando yo era pequeño y visitábamos este pueblo, mis compañeros de juego siempre fueron mis dos primos, Candelario y Josué a quienes llevo uno y dos años de diferencia en edad, hijos de los medios hermanos de madre de mi padre. Hoy conocí a los hijos de ellos. Ambos son padres ahora. Josué abandono la escuela desde la secundaria, y Candelario sigue estudiando para profesor mientras trabaja para mantener a su esposa y su hija. "Es diferente la mentalidad de un lugar como Nuevo Leon a uno como Villaflores" comentaba mi padre camino acá. Y es que la edad para tener hijos en nuevo León oscila entre los 14 y los 21 años, después de la cual se considera que la persona perdió su oportunidad. La mayor aspiración de los chicos de aquí es llegar a ser un "hombre completo" eso consiste en tener un buen caballo, ser bebedor, mujeriego y jugador. Vaya aspiración… nadie ve más lejos, parece que nadie sabe que hay algo más allá, algo más a lo que se puede aspirar. Josué, mi primo, va tras el ideal del hombre completo. Admiro a mi padre por pasar por tantas cosas y tener lo poco que hoy disfrutamos, que aunque es poco, nos da la oportunidad a mí y a mis hermanas a ver mas allá. Cuando yo era chico mi padre me pedía que le ayudara con pequeñas tareas en el restauran, yo lo odiaba, le decía: "cuando sea mayor jamás me dedicaré a esto, porque no me gusta". Hace tiempo mi padre me confeso que tampoco a el le gustaba el oficio en un principio, pero las circunstancias no le daban a escoger muchas opciones. No se trataba de buscar lo que le gustara, sino de buscar la manera de salir del hoyo.

Estando en Chiapas y en el pueblo de mi padre, se reafirma mi objetivo al ingresar a un plantel militar: ganar un panorama mas amplio del que hubiese tenido de quedarme en el estado.

1 comentario:

malabarista infernal dijo...

Gracias por compartirlo, y un abrazo grande cargado de buena suerte para Jesús.
Y otro para tí claro :-))))