lunes, 26 de enero de 2009

Ajustando lengua a realidad

Un amigo filólogo siempre me dice que no le gusta nada la R.A.E. como diccionario de lengua, que de hecho, nunca lo usa. Prefiere otros, como el María Moliner.
Quizás es porque es un poco como las leyes, que se rigen casi por una aritmética de la escuela del blanco-es -blanco y el obama-es-obama, sin tonalidades grises ni matices.

Por ejemplo, al azar, venga, va,...una palabra.

voluntario, ria.

(Del lat. voluntarĭus).

1. adj. Dicho de un acto: Que nace de la voluntad, y no por fuerza o necesidad extrañas a aquella.

2. adj. Que se hace por espontánea voluntad y no por obligación o deber.

3. adj. Que obra por capricho.

4. m. y f. Persona que, entre varias obligadas por turno o designación a ejecutar algún trabajo o servicio, se presta a hacerlo por propia voluntad, sin esperar a que le toque su vez.



Vaya, vaya, pues parece que según la Academia, la definición de "voluntario" no parece hacer referencia a un sentido económico, como debatiais recientemente, pero ... ¿por qué será que la mayor parte de la gente entiende voluntario como el que no obtiene una remuneración a cambio de realizar una actividad - voluntariamente? No siempre lo reglado es lo único, sobre todo en entes "vivas" como un lengua en uso.

Según la ley 6/1996 del 15 de Enero, del Voluntariado:

[..] se entiende por voluntariado el conjunto de actividades de interés general, desarrolladas por personas físicas, siempre que las mismas no se realicen en virtud de una relación laboral, funcionarial, mercantil o cualquier otra retribuida y reúna los siguientes requisitos:

Que tengan carácter altruista y solidario.

Que su realización sea libre, sin que tengan su causa en una obligación personal o deber jurídico.

Que se lleven a cabo sin contraprestación económica, sin perjuicio del derecho al reembolso de los gastos que el desempeño, de la actividad voluntaria ocasione.

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