"Hay un incidente que se conserva especialmente vívido para mí. Está relacionado con una fiesta de cumpleaños a la que Fanshawe y yo fuimos invitados cuando estábamos en primero o segundo grado, lo cual significa que ocurrió al comienzo del periodo del que puedo hablar con cierta precisión. Era un sábado por la tarde, en primavera, y fuimos a la fiesta con otro chico, un amigo nuestro que se llamaba Dennis Walden. Dennis tenía una vida mucho más dura que la nuestra: una madre alcohólica, un padre que se mataba a trabajar, un montón de hermanos o hermanas. Su madre se pasaba el día detrás de la puerta cerrada de su cuarto, siempre en bata, la cara pálida una pesadilla de arrugas, asomando la cabeza de vez en cuando para gritarle algo a los niños. El día de la fiesta, Fanshawe y yo habíamos sido debidamente provistos de regalos para el niño que cumplía años, bien envueltos en papeles de colores y atados con cintas. Dennis, sin embargo, no llevaba nada, y se sentía mal por ello. Recuerdo que traté de consolarle con alguna frase vacía: daba igual, en realidad a nadie le importaba, con toda la confusión no se darían cuenta. Pero a Dennis sí le importaba, y eso fue lo que Fanshawe comprendió inmediatamente. Sin ninguna explicación, se volvió a Dennis y le dio su regalo. Toma, dijo, quédate con éste, yo les diré que me he dejado el mío en casa. Mi primera reacción fue pensar que a Dennis le molestaría el gesto, que se sentiría insultado por la compasión de Fanshawe, pero estaba equivocado. Vaciló un momento, tratando de asimilar aquel repentino cambio de fortuna, y luego asintió con la cabeza, como reconociendo la sensatez de lo que Fanshawe había hecho. No era tanto un acto de caridad como de justicia, y por esa razón Dennis puedo aceptarlo sin humillarse."
Espero que la SGAE no me pida limosna por reproducir un trozo del libro que me estoy leyendo...
Comienzo por el final. "No es caridad, es justicia". Vivimos en un mundo globalizado donde se ha impuesto el capitalismo como modelo económico. Por las propias bases del capitalismo, que tiende a la maximización del beneficio, el mundo se divide en dos partes, el centro y la periferia. En el centro se tiende a que toda la sociedad tenga dinero para gastar y permitir aumentar el beneficio de las empresas. En la periferia se encuentran los países que ya no interesa que se suban a la rueda, tienen recursos naturales que después de ser recogidos son exportados en su mayor parte para usarlos en el centro. El que la población tenga un buen nivel de vida no importa para maximizar el beneficio, lo importante es extraer los recursos y exportarlos lo más económicamente posible. La vieja Europa tiene mucho que agradecer a estos principios y al plan Marshall para no haberse visto abocada a una mayor depresión después de la II Guerra Mundial. EEUU necesitaba que alguien le comprara todos los bienes y servicios que producía.
Cada acción que se realice para ayudar a los países del Tercer Mundo no es una obra de caridad, es una obra de justicia. Justicia para intentar dar a muchos niños una oportunidad de escolarización que a nosotros nos ha sido dada por defecto, por pertenecer a la vieja Europa.
2 comentarios:
Henry cuando termines ese libro me lo vas a tener que dejar, tiene una pinta estupenda, precisamente el domingo pasado estuve viendo un documental en la 2, en documentos TV sobre dos hermanos gambianos que habían logrado llegar a España hace unos 5 años, por supuesto sin papeles y que tras muchismo trabajo y muchisimas dificultades habían conseguido encontrar trabajo y llevar una vida mas o menos desaogada económicamente (si lo que ganaban fuera para ellos). Pero estos dos chicos tenian no solo tenían familia en españa, mujer y un hijo, además tenían que enviar dinero a su familia en Gambia, practicamente sustentaban con su sueldo a la mitad de su pueblo.
El documental mostraba el primer viaje de vacaciones que habían podido hacer a su tierra muchos años despues de haber partido en busca de un futuro. Al llegar todo el mundo les trataba casi como a turistas, pues para todo el mundo era una fuente de dinero que había que intentar explotar, los pobres muchachos se sentían muy tristes porque se dieron cuenta que la vida les había colocado en una nueva situación y les había robado su anterior vida, que ya nunca recuperarían.
El final del documental era una frase del hermano mayor a su único amigo que seguía siendolo realmente de la infancia, y lo era porque era el farmacéutico y ya tenía una vida acomodada para lo que era el pueblo. La frase era ... " si te quedas mal, si te vas mal, hagas lo que hagas mal".
Y luego tenemos que escuchar determinadas justificaciones para la situación de injusticia entre norte y sur, entre occidente y oriente en boca de personas occidentales que hacen renegar de la especie humana.
Efectivamente, no es caridad, es JUSTICIA
De cara a los siempre bienvenidos visitantes, simplemente quiero avalar la credibilidad de Mr. Gondorff y el artículo que suscribe hoy.
Escribir sobre la injusticia y la desigualdad es muy fácil, sentados en nuestros sofas, con nuestros portatiles hi-tech conectados a internet.
Henry Gondorff y su pareja, Robin Tunney, emplearán sus vacaciones anuales -que yo al menos valoro muchisimo más que cualquier suma de dinero- en sudamerica, en un programa solidario para erradicar el trabajo infantil.
Chapó a su granito de arena.
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