Discutía (de discutir: examinar atenta y particularmente una materia desde diferentes puntos de vista) el otro día con un amigo, sobre lo peligros que puede entrañar la estupidez. Él decía que si los estúpidos no son malas personas no hacen daño a nadie. Yo, que la estupidez en sí misma, acompañada de maldad o no, entraña innumerables peligros. Sobre todo cuando viene en masa.
Las mentes malignas, las deseosas de poder, las que por desgracia van acompañadas de cierta inteligencia, se toman su ventaja rodeándose de otras que no lo son tanto. De hecho cuánto más estúpidas mejor, más fáciles de manejar. Para llegar a gobernar cualquier micromundo basta con aprovecharse de la ignorancia ajena y con bellas palabras engañarla y llevarla al terreno que se pretenda. Quién no tiene en la cabeza la imagen de los gorilas de turno, que dirigidos por un supermafioso, se encargan de los trabajos sucios de éste, de liquidar cuentas vaya. Con sus brazos de culturistas y su escaso cerebro reparten ostias a mansalva. En el mejor de los casos... porque si a estos idiotas les damos un arma les convertimos en idiotas peligrosos, es decir, asesinos en potencia. ¿Qué sería de las mafias si no existieran estas mentes huecas que matan por ellos? ¿Que sería de las religiones sin la masa que tiene fe ciega en ellas? ¿Que sería de los partidos políticos sin sus incondicionales?
“Sólo los peces muertos siguen la corriente del río” que, antropomórficamente hablando, equivale a “sólo los que no se paran a pensar son capaces de defender a muerte las religiones, el fascismo, las fronteras....” Que cada uno crea en su Dios como apetito del alma, por ese afán que tiene el ser humano de trascender de sí mismo, me parece un derecho o libertad fundamental; está claro. Pero el ser militante bien de una religión bien de un partido político, creyendo en todo lo que te cuentan, sin pararte a pensar en todo lo que implica tu acto de fe (muertes en nombre del Dios que sea, guerras, atentados....) es algo propio de gente que no se para a pensar mucho (por no ser radical y decir propio de gilipollas) o si no, no lo entiendo. ¿Cómo si no un católico puede estar de acuerdo con la no utilización del preservativo? ¿Cómo alguien de derechas puede justificar que los homosexuales sean menos personas que los demás y que por tanto tienen menos derechos y no deberían ni salir a la calle a besarse? ¿Cómo un socialista puede apoyar un partido que no se preocupa por el obrero sino sólo por la economía de un país? ¿Cómo un policía puede aceptar que en su trabajo esté permitido pegar indiscriminadamente? Yo pensaba que los religiosos deberían ser buenas personas porque sí y no porque se lo exijan los líderes humanos de su religión amenazando con la culpabilidad y el pecado. Yo creía que los socialistas abogaban por la clase obrera. Yo creía que la policía estaba para defender a la gente. Yo debía creer en definitiva que todos éramos un poco más coherentes. Pero cada vez estoy más convencida de que la estupidez humana crece a pasos agigantados y con ella nuestra destrucción.
Así que me ratifico, la estupidez es incalculablemente peligrosa. En nombre de ella el mundo avanza como avanza y para mí, que puedo ser muy estúpida a veces pero por lo menos pienso, este progreso es más bien un retroceso. Y los estúpidos, por muy inofensivos que parezcan, son sus grandes partícipes.
4 comentarios:
Creo que lo que dices tiene mucho que ver con el post anterior, con la empatia, todos en un momento dado podemos actuar de manera estúpida, yo sin ir más lejos soy un experto en eso, lo importante sería que nuestra estupidez no ocasione perjuicios a los demás, si fueramos capaces de ponernos en su lugar y evaluar lo que provocan nuestros actos, aún sin comprender porqué dejaríamos de hacer algunas cosas solo por comprobar que dañan injustamente a otras personas, por ejemplo el insigne político Mariano Rajoy decía el otro día en un programa televisivo que apoyaría incondicionalmente a su hijo si se casara con otro hombre, y yo que discrepo totalmente de todo lo que viene del bando de la gaviota estoy convencido de que efectivamente lo haría, simplemente que piensa que nunca podrá pasar en su familia, es decir, decide con ligereza lo que pueden o no hacer personas que le son ajenas, pero lo vería de otro modo si esas personas no son ajenas.
Hay una segunda cuestión sobre esto, y es la humildad, una persona puede ser estúpido o actuar como tal pero si conserva un átomo de humildad valorará la posibilidad de estar equivocado y por tanto será más cuidadoso con sus actos.
Lamentablemente el egoismo y la soberbia (carencia de humildad, posesión de la verdad) están grabadas a fuego en nuestro código genético y un estúpido egoista y soberbio si que es una persona realmente peligrosa.
Estoy más con malabar, y con tu peligrosso oponente en la discusión, maríha...
la estupidez por si misma no es un peligro. Es un peligro ser mezquino, egoista, envidioso, etc. pero no ser estúpido (entendido más cómo obtuso).
Por ejemplo, si alguien es por naturaleza dañino, me parece que el universo agradecerá que sea estúpido que no sea inteligente.
Como he llegado muu cansada a casa y los argumentos se me han ido con la energía a dar un paseo (espero que vuelvan pronto),os envío el comentario que me ha hecho una persona que no conozco, en el otro blog donde también he colgado La Estupidez. Pero seguiremos con el debate amigos ingrávitos, que me interesa mucho....
"hacía años que deseaba escuchar esto de alguien... si, la estupidez es un arma de destrucción masiva... no podía estar más de acuerdo contigo".
cariños
clementine
La estupidez en sí misma es peligrosa porque el que es estúpido no razona, y el que no razona no tiene capacidad para poner en duda otros argumentos estúpidos que le planteen. El peligro de la masa, de la muchedumbre, es que en su mayor parte es estúpida y se cree lo que le dicen sin pararse a razonar (o quizás es que no tenga capacidad). Tan estúpidos me parecen a mí los borrocos como los ultra sur. Y tan peligrosos.
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