jueves, 24 de abril de 2008

Indignación

Indignación, rabia y una gran dosis de odio es lo que producen las imágenes que hemos podido ver últimamente de agresiones en el metro de Madrid llevadas a cabo por los propios vigilantes de seguridad. Primero de todo hay que dejar claro que la actuación de un grupo de impresentables no puede calificar a todo el colectivo, esto es obvio, estoy plenamente convencido de que una gran mayoría de los profesionales del campo de la seguridad cumplen fielmente con su cometido y no se extralimitan ni utilizan su "poder" para abusar de los demás. Pero precisamente para salvaguardar el buen nombre de estos profesionales y su imágen hacia el público creo que es preciso castigar con severidad a los que sí abusan de su situación. Lo mismo ocurre con los policías, guardias civiles y demás cuerpos de seguridad. Me parece demencial el pensar que las personas encargadas de velar por nuestra seguridad, pagadas y armadas con el permiso de todos para proteger la convivencia utilicen esos privilegios para mostrar su miseria personal. Me parece increíble que un día pueda bajar al metro y verme rodeado por una manada de "homo erectus" con el cerebro aún por desarrollar, y que éstos puedan darme una paliza impunemente sin que yo pueda hacer nada, salvo ser más violento que ellos.
Creo que es vital para que una sociedad funcione que tengamos fe en nuestros cuerpos de seguridad, y para ello debe haber una transparencia total en sus métodos, y una sensación clara y diáfana en la ciudadanía de que si se extralimitan o abusan de poder serán castigados como cualquier otro, o incluso más, puesto que a su acto indigno suman la traición a la confianza que la sociedad les otorgó. Un día asistí a la violencia irracional de uno de estos dementes, y sentí unas ganas terribles de golpearle, de hacerle sentir en sus carnes la impotencia que genera el uso de la violencia..... repito, VERGÜENZA

2 comentarios:

Romulo dijo...

El "poder" es muy delicado si no se saber utilizar. Para mi es intolerable que se abuse de ese modo de la autoridad que se otorga a ciertos colectivos; desconozco los procedimientos de valoración de aptitudes, pero eso no es normal.

He visto las imágenes y me parece bochornoso la actitud de esa gente, que creo no son más que miserables que desahogan su frustración de una forma mezquina y canalla.

Espero que los amigos que viven en grandes ciudades no se encuentren ningún espectáculo de ese tipo.

Anónimo dijo...
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