viernes, 18 de abril de 2008

Licenciado

Según el diccionario de la RAE:

* Persona que ha obtenido en una facultad el grado que la habilita para ejercerla.

Lo que no dice por ningún lado la definición de la RAE es que vayas a tener la posibilidad de ejercerla. Leo con tristeza pero sin ningún tipo de asombro la siguiente noticia:
Licenciadas se pasan a la formación profesional para encontrar un empleo. El artículo además, habla de Valladolid, tierra en la que yo nací y en la que conservo muchos amigos, y por tanto conozco la situación y cuánto hay de verdad en lo que al artículo comenta.
Recuerdo de niño, cuánto repetían los profesores a nuestros padres la siguiente frase: "los listos a la universidad, los tontos a la FP". Tanto lo repetían que los padres lo asumían como verdad de fe. Y con suma abnegación hacían esfuerzos económicos para podernos pagar a todos la univesidad y esfuerzos dialécticos para motivarnos y convencernos de la conveniencia de dicho paso en nuestras vidas. Para endulzar más si cabe la elección nos regalaban visiones maravillosas de un futuro idílico, con un trabajo motivante y reconocido, con un nivel salarial estupendo y una promesa de vida llena de felicidad y placer. Solo faltaban los sonidos de violines y los fuegos artificiales.
Pero después de unos cuantos años de estudio y sacrificio la verdad distaba bastante de las promesas. Algunos efectivamente encontraron un trabajo que les gustaba y les proporcionaba unos emolumentos más que dignos, otros en cambio tenían que conformarse con trabajos rutinarios y nada motivantes y/o salarios bastante más bajos de lo esperado, y otros después de muchos sacrificios se veían ante la desagradable situación de no poder acceder al mercado laboral en nada que tenga que ver con su formación. De hecho creo que nuestra generación es en gran parte la generación de los desengañados, muchos conozco insatisfechos y deprimidos por la realidad que han encontrado al salir de la universidad.
Visto lo visto, quizá deberíamos replantearnos aquello de listos y tontos. Muchos hay que han aprendido un oficio, se han dedicado a él y viven ahora mucho más contentos y valorados que tantos universitarios frustrados. Así que entendamos de una vez que en la sociedad no solo hacen falta médicos, abogados o ingenieros, sino también fontaneros, electricistas, albañiles,..... y que la valoración de la vida de unos y otros es muy subjetiva, y la felicidad se puede encontrar en cualquiera de ellas.

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