Miro y no entiendo,
escucho y no comprendo,
vientos vienen de ultramar,
vientos que traen un lamento.
Silencioso y nebuloso,
nebuloso, como un sueño,
un sueño tornado en pesadilla,
un sueño, caribeño.
Ellos venden su triunfo,
con esfuerzo y con empeño,
mientras chillas y blasfemas
contra quien quiere ser tu dueño.
Turistas acudalados,
playas idílicas, de ensueño,
bailes, cantes y "aventuras",
a costa de los isleños.
Tus carnes yacen ya quemadas,
por el sol y por el tiempo,
por el tiempo de espera,
por el tiempo de anhelo.
Y una lágrima desciende lastimera,
por tu tez morena, compañero,
una lágrima que no limpia sino quema,
como un grito lanzado al cielo.
Dos lecturas que dan que pensar:
Generación Y
Jinetero... ¿y qué?
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