viernes, 22 de agosto de 2008

Visitas periódicas, amistad perenne

Hace un par de semanas fui a la piscina con unos amigos y una amiga se reía amistosamente de lo blanco que estaba. Me miré y efectivamente hacía ya un tiempo que no me daba el sol. Así que aprovechando la visita de unos amigos de mi compi de piso que iban camino de Ibiza, recogí de buen grado su invitación a la isla para coger un poco de color y disfrutar de unos días de descanso, o más bien de desconexión con la rutina barcelonesa, porque descanso en Ibiza, el justo.
Estando en Ibiza me di cuenta de que hacía al menos dos años que no iba a la playa dos días seguidos, y la verdad es que es un pequeño lujo que conviene de vez en cuando, últimamente mis viajes son sinónimo de movimiento contínuo, y algo de relax también es necesario.
En Ibiza coincidí con otros dos amigos, un amigo de los de toda la vida (el corazón más grande que he conocido) y otro desde la época universitaria (la elegancia en el comportamiento personificada), espero que ambos amigos para toda la vida como comenté un día con Daviz. También en el viaje estuve acompañado de uno de mis compis de piso, un amigo de siempre y para siempre.
Es curioso ver los giros que da la vida, en base a tu situación personal puedes ver más o menos a menudo a seres queridos pero siempre notas que hay algo especial, y que ciertas amistades son perennes a la distancia física.
Desde hace un año ya hemos recibido en Barcelona mi compi de piso y yo tres visitas de estos dos amigos, y cada vez es una experiencia diferente, la última ha sido esta semana que he disfrutada de vacaciones. Toda visita conlleva el conocer algo nuevo aprovechando la ocasión, y esta vez hemos disfrutado de pueblos tan bonitos como Begur o Peratallada (impresionante este pueblo) y de la playa de Sitges y su signo diferencial. Todo aderezado con buenas risas y buena fiesta, y la visita estelar del terremoto Toñín.
Ahora que mis dos amigos han vuelto a su casa y estoy en casa con la maldita nostalgia rondando la cabeza, me ha venido a la mente esta canción que cierto día en Valladolid pasó a ser la banda sonora de nuestra amistad, verdad gato? Va por vosotros amigos, gracias por todo. Es fácil seguir adelante con gente como vosotros.


1 comentario:

daviz dijo...

lo bueno es que las cosas nunca acaban ahi..
siguen