Orgullo y vergüenza

Vivimos en una época plagada de contradicciones, por un lado la tendencia es a la unión de paises y pueblos, a través de la Unión Europea, alianzas internaciones, alianza de civilizaciones,.... y por otro el auge de los nacionalismos de toda índole, incluso los regionalismos y hasta los "municipismos". La verdad es que es difícil para mí verle a todas estas tendencias algo más que la creencia de cada uno de que a través de uno de estos caminos puede conseguir sus objetivos personales. Yo, como dice Bunbury en una canción, "los nacionalismos que miedo me dan...".
Pero eso no excluye que yo siento amor por la tierra en que nací, por sus campos y sus gentes, por la manera de relacionarse que en ella se da. Salí de allí camino de otro lugar, por tanto no comparto muchas de las costumbres y caminos vitales que allí se dan, pero hay otras muchas cosas que estimo en muy alta medida. Eso si, hay una cosa de la que me avergüenzo hasta la saciedad, no como Castellano sino como persona, como parte de una especie que se vanagloria de su superioridad racional respecto a otras especies y que demuestra cada día que todo eso es en muchos casos poco más que palabrería hueca.
Se estaba organizando para estas fechas en un pueblecito Vallisoletano el dia del orgullo animal, una iniciativa que pretendía mostrar que muchas personas estamos en contra de la tortura animal para el placer de los hombres. Parece ser que a algunos dignos ciudadanos de los pueblos pucelanos en los que se celebran algunas de las fiestas más macabras y medievales de nuestra geografía esta iniciativa no les parecía una buena idea, y han reaccionado como se puede esperar de gente con la moral tan corrompida, cancelado el día del orgullo animal por amenazas.
Me parece increible que en pleno siglo XXI estemos así, me avergüenzo de muchos de los individuos de mi especie, y no hablo desde el desconocimiento, puesto que algunos conocidos míos son de Tordesillas, lugar donde se celebra el salvaje espectáculo del Toro de Vega, en el cual una pandilla de cabestros asilvestrados persigue a un toro por el campo hasta que un "hidalgo" lo lancea de lado a lado, por supuesto cuando el toro está muy agotado, y después corta sus testículos para clavarlos en su lanza y pasearlos por el pueblo, que alborozado jalea a su héroe convertido por un día en "macho del pueblo". Con estos conocidos he intentado hablar sobre su "fiesta", para finalmente tener que rendirme ante el "dogma" mental, no hay razonamiento posible, es una tradición y como tal debe seguir hasta el fin de los días. Mi cerebro se licua ante tal argumento.
Os dejo aquí una muestra de tan venerable fiesta, echad un vistazo y juzgad por vosotros mismos, página del patronato del toro de vega.