Se acabaron los días para uno mismo, días en los que lo único que marca cuando hacer las cosas son mis propios deseos, mis propios instintos, comer cuando tienes hambre, beber cuando tienes sed, reir a todas horas y amar hasta exprimirte el corazón.
Aquí estamos de vuelta en la oficina, con nostalgia de la libertad perdida y con ganas de aprovechar cada segundo libre, con muchos proyectos y muchas ganas, como todos los años, y espero que con más actitud que los últimos. Por de pronto, un deseo para el nuevo curso,.... continuar aprendiendo a ser pequeño
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