Pasito a pasito vamos aprendiendo, de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, tirando tabúes y prejuicios y aprendiendo a comprender el porqué de los sentimientos de los demás y de sus actitudes. No siempre es fácil, porque cuando entran en conflicto las opiniones y sensaciones de dos personas ante un mismo hecho se desata tanta energía como en el mayor de los fenómenos naturales conocidos, y gobernar eso para alcanzar un punto de encuentro no es tarea sencilla.
En las últimas 24 horas han acudido a mí o yo a ellas, según se mire, multitud de sensaciones, como si el tiempo se hubiera condensado para mostrarme muchas cosas en el mismo instante.
Desde compartir tiempo y esfuerzo con personas maravillosas, que dedican su tiempo libre a ayudar a otras personas, sin juzgar ni prejuzgar y sin hablar sin actuar. Personas que tanto tendrían que enseñar a otros, tan pagados de sí mismos y tan convencidos de merecer más que los demás. Personas que en estos tiempos de promesas y mentiras me enseñan que otro mundo en verdad es posible, y que ellos hacen lo que pueden para irlo creando. Personas que me adentraron con naturalidad y delicadeza en otro mundo cercano en el espacio pero lejano en mi cabeza, en otra realidad alejada de flashes y colores, de preocupaciones banales, de egos, .. la realidad de las personas sin hogar, de las personas cuyo único horizonte es intentar encontrar algo que comer y un agujero donde cobijarse para pasar la fría noche. Personas que están en nuestros barrios, bajo nuestras casas, personas que miramos pero no vemos, como si nuestra mente para no afrontar la miseria del mundo eligiese hacer como que no está, borrarla sin más para "tranquilidad" de nuestras conciencias, personas al fin y al cabo, que han tenido mala suerte, y además de luchar contra ella han de luchar contra nuestra ceguera y nuestro miedo. Personas que solo cuentan con la humanidad de algunos pocos, algunos que han sido capaces de abrir los ojos de su conciencia, de quitarse la venda y arremangarse para echar una mano, personas ejemplares.
Esto solo ya habría sido suficiente, pero había más, todavía quedaba más. Quedaba comprobar el trabajo personal de un amigo, el resultado del coraje, de la lucha, del no dejarse arrastrar por la tristeza y por los problemas, el comprobar feliz como las cosas pueden ir a mejor cuando la gente lucha porque así sea. El sonreir, compartiendo en la distancia la felicidad de un "hermano". Que honor.
Y aún más, aprender a entender la complejidad del ser humano, la dificultad de poner en común diferentes visiones de los mismos hechos, la dificultad de hacer entender las sensaciones propias, la dificultad de aunar respeto y confianza, amor y libertad. Pero esto no es nada nuevo, el ser humano lleva intentándolo muchísmo tiempo y a lo largo de muchas culturas, así que no puedo esperar resolver el acertijo en una vida, tiempo despreciable si lo comparamos con la existencia de la humanidad. Seguiremos intentándolo, tropezando y levantándonos, aprendiendo y escuchando.
De tanta enseñanza se destila una idea, un concepto. Me siento increiblemente orgulloso, y sorprendido, de la libertad de mi pensamiento, que está dispuesto a escuchar para aprender, y ansioso por hacerlo, pero que me obliga so pena de extinguirse a dejarle libertad, a dejarle independencia, y creo que ese es el único camino para encontrar cada uno su lugar. Avanzar con los demás, como dice Valkiria, en cada relación entre dos personas hay tres elementos en juego, uno, el otro y los dos, y hay que cuidarlos a todos.
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