jueves, 28 de febrero de 2008

Derechos

La palabra "derecho" es objeto de múltiples usos y abusos, en su nombre se levantan banderas de justicia y de demagogia, en la misma cantidad.
Veamos su definición según la Real Academia de la Lengua:
Facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor, o que el dueño de una cosa nos permite en ella.
Fijémonos en lo que dice la definición, "todo aquello que lay establece o que el dueño de una cosa nos permite en ella", es decir, una de esas dos cosas tiene que darse inexorablemente para que tengamos derecho a algo.
He escuchado en infinidad de ocasiones la expresión, por poner un ejemplo, "yo tengo derecho a que esto me moleste", lo cuál nos hace suponer que ese derecho al no estar recogido en ninguna ley (no creo que haya una ley que regule los enfados y las molestias personales) ha de proceder de un permiso recibido. Pero cuando un permiso es recibido ha de haber sido otorgado por algo o alguien. Con lo cual si alguien tiene derecho a enfadarse conmigo ha de ser porque yo le he concedido ese derecho. Pero yo no recuerdo haber concedido ese derecho gratuitamente, sino que ese derecho se consigue a través de una relación, de una confianza, de una reciprocidad, pero ¿cuánta gente conocemos con tendencia a tener derecho a enfadarse y poca tendencia a tener la obligación de comportarse?.
En fin, por mi parte niego, con énfasis y rotundidad el derecho a enfadarse a nadie si no ha habido antes un intento de acercamiento, de comprensión, un ejercicio real de empatía y respeto. Solo después de todos estos intentos concibo el "derecho" al enfado, solo cuando todos los intentos de entendimiento han sido baldíos. Y aquellas personas que no estén por la labor de hacer esos esfuerzos, por favor, que sigan su camino sin hacer una parada en mi estación.
Otro "derecho" cuyo uso me alucina es el derecho a opinar, todo el mundo hace bandera de su derecho a opinar, pues bien, tu derecho a opinar tiene muchas limitaciones, y todas van orientadas a respetar los derechos de los demás. Arrojar una opinión sin cuidado ni tacto hacia alguien, y más cuando no ha sido pedida es un atropello y una muestra de estupidez, lo digo alto y claro, decirle a alguien "opino que vas hecho un desastre" no puede considerarse un acto de libertad de opinión sino una muestra de estupidez y soberbia, porque sobre los gustos no hay más normas que las que cada uno quiera imponerse. Así que nuevamente el que quiera lanzar su opinión sin que le haya sido pedida y sin intentar poner el tacto por delante de la misma, que siga su camino.
Harto estoy de escuchar los "derechos" de la gente, empecemos por los "deberes", tales como respetar al prójimo incluso más que a mí mismo, y solo entonces estaremos preparados para hacer uso de nuestros "derechos".

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