lunes, 14 de enero de 2008

Destino y casualidad

Ayer fuimos al cine a ver La boda de Tuya, una película ambientada en Mongolia, muy recomendable, pero sobre todo muy dura. Salimos del cine con la misma sensación que tienes cuando te asomas a la falda de la montaña ante una gran cuesta plagada de nieve, con la incertudimbre del peligro golpeandote en la sien, una sensación de irrealidad, de abismo. Esa sensación es fácil de llevar, porque en el caso de la montaña tú tienes la decisión de lanzarte o no, y en el caso del cine cuando salgas puedes irte a tomar unas cañas y adormecer tu conciencia.
Pero lo que no puedes hacer, de ninguna manera, es pensar ni por un segundo que puedes comprender los sentimientos, las angustias, los miedos de los protagonistas de la película desde tu cómoda vida burguesa. No señor, ni en mis peores pesadillas he podido vivir esa angustia, ese desvarío infinito que supone la lucha constante por la supervivencia, el miedo diario a morir, sin que nada ni nadie pueda salvarte de la quema.
Y ¿cuál es la diferencia entre los protagonistas de la película y yo? la primera y obvia, que ellos son personajes de ficción, claro. Pero supongamos que no lo fueran, o pensemos en los millones de personas en el mundo que quedan representados por ellos, ¿cuál sería entonces la diferencia? ¿porqué yo me enfrento a pequeñas decisiones, y casi siempre con respaldo, y ellos se enfrentan a agónicas situaciones en absoluto desamparo?, ¿por los respectivos méritos?, ¿por la valía personal de cada uno? ¿por las decisiones tomadas en el pasado? ....... no, por nada de eso, sino por algo mucho más sencillo, más simple, por casualidad, por la sencilla casualidad que a mi me colocó en el vientre de una española y a ellos en el vientre de una mujer de algún país desafortunado, fuera de los mandamases del corral terráqueo. Esa es toda la verdad, si tienes la mala suerte de nacer fuera del epicentro económico mundial estás jodido, para toda la vida, o al menos estarás con la espada de Damocles sobre tu cabeza permanentemente.
Y no acabarán ahí tus problemas, si consigues escapar de tu situación poniendo en peligro tu vida y afrontando miles de situaciones límites, tendrás que enfrentarte a un nuevo problema, el egoísmo humano, la necedad humana, las "balas blancas" te estarán esperando.

"Quiso dar un paso hacia delante,
quiso andar sin grilletes,
quiso vivir en libertad,
y eso nadie lo entiende."



1 comentario:

Rincón oscuro dijo...

totalmente de acuerdo. La única diferencia entre unas personas y otras es simplemente en qué hemisferio has tenido la suerte de nacer...