Otra vez una cita a la que iba sin ganas pero que al final me gustó haber sido parte integrante de la película que entre todos allí representamos. Lo pasamos bien y además siempre es muy grato recibir cariño hasta de personas con las que apenas tienes ocasión de hablar. Es lo que tienen las bodas, que sacan el lado más ñoño y amoroso de cualquiera.
martes, 31 de agosto de 2010
Otra vez
Otra vez una cita a la que iba sin ganas pero que al final me gustó haber sido parte integrante de la película que entre todos allí representamos. Lo pasamos bien y además siempre es muy grato recibir cariño hasta de personas con las que apenas tienes ocasión de hablar. Es lo que tienen las bodas, que sacan el lado más ñoño y amoroso de cualquiera.
Quixote filtrado
Pasé unas cincuenta veces por Conjunto Nacional antes de darme cuenta
que tal vez una estatua del Quijote no fuese algo tan común en Brasil.
Y menos una hecha con material 100% reciclado.
que tal vez una estatua del Quijote no fuese algo tan común en Brasil.
Y menos una hecha con material 100% reciclado.
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sábado, 28 de agosto de 2010
viernes, 27 de agosto de 2010
Nada es para siempre
Este estuche me ha acompañado desde que tenía 6 años. Mi madre me lo compró para ir a mi primera clase de inglés. Desde entonces me lo he llevado a todas partes fuera del horario escolar de una nacida en el 76. Los fines de semana al pueblo para seguir con mis deberes escolares, en verano a la playa para redactar cartas y un diario, en Navidades para escribir las típicas y ñoñas postales de buenos deseos. Más adelante para anotar todo lo que me parecía interesante y digno de plagiar. Después para continuar con más clases de inglés, de cine, conferencias, cursos monográficos...y más cartas y más diarios. También me lo he llevado en los viajes, de interior y exterior. Me lo llevé 6 meses fuera de España, y cuando volví lo seguí llevando a todo aquello donde había la necesidad de usar al menos un bolígrafo, lápiz y goma de borrar. Siempre pensé que acabaría dejándoselo a mi hija, pero no ha resistido tanto. Este ha sido su último curso, pero no siento ninguna nostalgia. Ya tiene sustituto.
Sin rastro de un dios cualquiera
Yo estuve allí. En julio de 2010, 65 años después de que fueran tomadas las fotos que horrorizarían al mundo, un mundo "abandonado" de dios. Casualmente por esos días estaba leyendo "El Lector" (Bernhard Schlink), y también de forma casual, encontré este pasaje en "La noche del oráculo" (Paul Auster), justo un mes después:
"Yo he visto el fin de todo, Hombre Fulminado. He bajado a las entrañas del infierno, y he visto el final. Quien vuelve de un viaje así , por mucho que siga viviendo, es consciente de que una parte de sí mismo ha muerto para siempre.
¿Cuándo ocurrió eso?
En abril de 1945. Mi unidad combatió en Alemania, y nos tocó liberar Dachau. Treinta mil esqueletos respirando. Usted lo conoce por fotografías, pero con las fotos no se hace uno idea de lo que era aquello. Había que estar allí y olerlo directamente, había que estar allí y tocarlo con las propias manos. Seres humanos hicieron aquello a sus semejantes, y lo hicieron con plena conciencia de lo que hacían. Aquello era el fin de la humanidad, señor Zapatos Buenos. Dios apartó la vista de nosotros y abandonó el mundo para siempre. Y yo estuve allí para presenciarlo."
Desde donde tomé esta foto, abatían a los prisioneros, para caer al foso que se ve a la izquierda, el cual estará a unos 100 ó 150 metros de los barracones. Originalmente, junto a él en paralelo, había una cerca de alambre de espinos, para que en el caso de que los soldados fallasen, los prisioneros no pudieran escapar. La mayoría de ellos, era eso precisamente lo que buscaban, hacer que los mataran de una vez para no seguir soportando el terror o suicidarse al tirarse contra la cerca.
Desde donde tomé esta foto, abatían a los prisioneros, para caer al foso que se ve a la izquierda, el cual estará a unos 100 ó 150 metros de los barracones. Originalmente, junto a él en paralelo, había una cerca de alambre de espinos, para que en el caso de que los soldados fallasen, los prisioneros no pudieran escapar. La mayoría de ellos, era eso precisamente lo que buscaban, hacer que los mataran de una vez para no seguir soportando el terror o suicidarse al tirarse contra la cerca.
martes, 24 de agosto de 2010
La insensata imposibilidad del ser
Entendia lo que tenìa que entender. Hablaba, porque había que hablar. Sentìa porque... a veces, siquiera sentía.
Y cuando buscaba la razón misma de la existencía, no encontró nada.
Y es que no había nada para encontrar.
Desde un punto de vista biológico la razón última de vivir parece ser mantener ese estado particular de existencia, la vida, ora sobreviviendo, ora creando descendencia, lo que quiera que sea que garantice la especie.
Desde un punto de vista humano, el fin sublime del hombre es dejar a los que nos siguen un legado científico o artístico.
Pensando así, parece que vivimos para legar, bien sea carga genética o conocimiento, y lo peor no es eso, es que la mayoría de las veces olvidamos que estamos viviendo. Y casi ninguno aspiramos a dejar legado alguno.
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sábado, 21 de agosto de 2010
De la viscosidad de los fluidos
El tiempo tiene una viscosidad extraña. A veces lo percibo cuando pienso qué hacer con él; cuando es precioso, se vuelve más fluido y desaparece con rapidez, el muy cabrón, delante de mis ojos sin que siquiera pueda protestar o decir nada.
Otras veces se detiene, se vuelve gelatinoso y ni las mil gotas de lluvia que lo pararon -ni aunque las cuente, cada una con su sonido o todas juntas a la vez- van a servir para empujarlo y que pase más deprisa.
Otras veces se detiene, se vuelve gelatinoso y ni las mil gotas de lluvia que lo pararon -ni aunque las cuente, cada una con su sonido o todas juntas a la vez- van a servir para empujarlo y que pase más deprisa.
viernes, 20 de agosto de 2010
10 días en Tel Aviv
El 10 de agosto llegué a Tel Aviv con muchas incertidumbres por delante, tres meses para vivir lejos de la ciudad que durante los últimos cinco años ha sido mi casa, volver a compartir piso, cambio de trabajo, inglés y no español alrededor...
Nada más llegar al aeropuerto, primer contacto con el mundo israelí a manos de Noy y Shaham, las dos personas de Jajah que fueron a buscarnos al aeropuerto. Hace unos días le mandé un mail a Noy, "Please feel free to get a notice board with Jajah or Telefonica written at the airport, my whole life waiting for this welcome! " y efectivamente allí se presentaron con un cartel dedicado para cada uno de los tres integrantes de la flota española que llegábamos el martes a Tel Aviv. Taxi para acercarnos a casa, y el conductor da rienda suelta a la primera inmersión cultural. Resulta que es sefardí, descendiente de los judíos expulsado de España en 1492. Habla Ladino, una lengua que hereda del castellano y que se habla fundamentalmente en Israel y Turquía.
Nuestro apartamento está en el norte de Tel Aviv, en un barrio en construcción en el que abundan los rascacielos de treinta pisos aprox. Al parecer es una de las zonas nobles de la ciudad, al lado de las torres Yoo, viene genial porque está justo al lado de la salida para ir a Ra'anana, la ciudad donde se encuentra Jajah. Una de las habitaciones tiene una puerta especial y está recubierta de acero, no tiene aire acondicionado y una salida de aire especial, parecido a un extractor. Al parecer todas las nuevas construcciones están obligadas a disponer de un cuarto "del pánico" como lugar de seguridad ante un posible conflicto.
Tel Aviv es una ciudad en contínua ebullición, quizás más en verano, con tiendas y restaurantes abiertos las 24 horas. Ni siquiera descansa en Sabgath, el día en que según el judaísmo no se debe trabajar en absoluto: "For six days, work is to be done, but the seventh day is a Sabbath of rest, holy to the LORD. Whoever does any work on the Sabbath day must be put to death." (Exodus 31.15). Curioso, el ascensor de nuestro rascacielos tiene una luz que indica si el ascensor está en "modo Sabbath", que implica que se irá parando secuencialmente en todos los pisos del edificio, y de esta forma no es necesario pulsar el botón del piso, acto prohibido para los más fieles religiosos. Tiene una playa estupenda que la gente no cuida demasiado, pero la arena y la limpieza del agua no tiene nada que ver con Barcelona. Es una ciudad aparentemente segura. Todavía no he visto ningún arma, algún soldado pero sin estar de servicio. Mucho coche pero ya nos movemos sin problemas con nuestro querido Ford Fiesta.
Mil cosas por descubrir en lo dos meses y medio que quedan por delante... esto es sólo el principio.
Dos reales por tus ilusiones
Cuando tenía diez años mi hermano me empezó a meter por los ojos los comics de Marvel. De todos los que él compraba y leía, yo me quedé enganchado con la Patrulla X, los X-Men. Se me disparaba la imaginación con sus aventuras, con ellos viajé al África negra, a Japón, Londrés, a Egipto, a París, Nueva York, al espacio, al mundo perdido, al pasado, al futuro, aprendí unas palabras de alemán, otrás de francés, a decir gracias en ruso, y a soñar cosas fantásticas, a ilusionarme cada mes cuando leía y releía las historietas, aprendí mucho inglés y hasta a dibujar. Estuve leyéndolos durante años, hasta que echaron de la serie a Chris Claremont, el escritor británico que contó sus historias durante dieciséis años, desde que era una colección a punto de cerrar hasta que se convirtió en un superventas conocido. Hoy en día todavía me gusta su propaganda ética "odiados y perseguidos por ser diferentes" y me da añoranza esos días que disfrutaba tanto la lectura de personajes tan raros, es muy dificil que hoy en día me emocione leyendo algo, o viendo una película como entonces. Cuando estaba en sexto de EGB, los martes era un día especial, jugabamos al baloncesto en clase de gimnasia y yo me moría de ilusión porque mi hermano llegaba de Valladolid, en donde había la única tienda especializada de comics de la región, y me traía algun número atrasado, una joya para mi imaginación. Después de aquellos martes de comics, han tenido que pasar veinte años hasta los jueves sputnik para sentir una emoción así por un día de la semana (aunque claró está que los viernes siempre fueron y son viernes).
Hoy salía de la piscina, y en la verja de la iglesia de la esquina, un sintecho estaba vendiendo auténticas joyas del principio de Chris Claremont en la Patrulla X y del final, cuando estaban increiblemente dibujados por Jim Lee. "¿Cuánto valen estos dos?", le pregunté, dos muy antiguos, no creo que se encuentren ya en casi ninguna parte. "Mano, vivimos en la calle, dos reales, para comer".
Eso es lo que valen mis más viejas ilusiones, dos reales. Las mias, y las suyas, me imagino que un día él, o alguien, compró aquello, lo leyó con toda la ilusión, y ahora se venden por menos dinero de lo que vale el papel donde están impresos.
La miseria deprecia hasta las ilusiones más antiguas, las más estremecedoras.
jueves, 19 de agosto de 2010
La próxima humanidad me la coloquen en una franja
No sé porqué el ser humano se empeña tanto en poner ciudades donde no se puede vivir. En un lago, en un barranco o encajada entre el mar y morros escarpados.
Puedo entender que esos lugares dieran de si como para poner una casa o dos, y luego la cosa creciera un poco por las vistas. Pero de eso, a atiborrarlo hasta llegar a ser megalópolis como Mexico, Sao Paulo o Río pues no hay quién entienda.
Después de un tiempo del lado de acá, lo de vivir subiendo y bajando laderas empinadas, enganchando viaductos, o rodeados de volcanes, emparadedados por inundaciones, terremotos y otros desastres naturales lo comienzo a ver, pero lo que no voy a entender nunca ni quiero es que construyeran ciudades en sitios donde hace un frío que pela durante nueve meses al año y anochece antes de las cinco la mitad del tiempo, que se te quitan las ganas de salir de casa y hasta de vivir...
Castilla, no me esperes porque no pienso volver.
El suelo tiene sed,
La vida es imprecisa
déjame crecer.
(y lo siento por los finlandeses, en el alma si hace falta, pero allá cada uno con lo que come)
Puedo entender que esos lugares dieran de si como para poner una casa o dos, y luego la cosa creciera un poco por las vistas. Pero de eso, a atiborrarlo hasta llegar a ser megalópolis como Mexico, Sao Paulo o Río pues no hay quién entienda.
Después de un tiempo del lado de acá, lo de vivir subiendo y bajando laderas empinadas, enganchando viaductos, o rodeados de volcanes, emparadedados por inundaciones, terremotos y otros desastres naturales lo comienzo a ver, pero lo que no voy a entender nunca ni quiero es que construyeran ciudades en sitios donde hace un frío que pela durante nueve meses al año y anochece antes de las cinco la mitad del tiempo, que se te quitan las ganas de salir de casa y hasta de vivir...
Castilla, no me esperes porque no pienso volver.
El suelo tiene sed,
La vida es imprecisa
déjame crecer.
(y lo siento por los finlandeses, en el alma si hace falta, pero allá cada uno con lo que come)
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martes, 17 de agosto de 2010
Neblinosa, a cidade maravilhosa
lunes, 16 de agosto de 2010
Era una noche fría
Un día extraño. La primavera se fue. Volvía por la Paulista a casa, los brasileros estaban muertos de frío. Las parejas se abrazaban en la parada del autobús, el remedio más viejo para darse calor. Proliferaban los gorros peruanos, ponchos, cualquier ropa de lana, y aún así, frío en la cara. Frío en la mirada, también. Hoy la simpatía típica brasilera estaba un poco más mustia, creo que así se entiende porque los castellanos somos como somos. Despedidas rápidas, pasos apresurados, brazos enlazados sobre el pecho. Me crucé con un vagabundo, en realidad, un limpiabotas con mala suerte. Me pidió para un salgado, faz frio, cara. Nao tenho amigo. Pero es un día muy frío, así que le llamé y le di todas las monedas que tenía y le deseé boa noite. Y que pase pronto, no va a ser una noche fácil. Pasando Caixa, debajo de los soportales, los habituales ya estaban durmiendo bajo sus mantas, en ese recoveco creo que no sopla tanto este aire. La Paulista es la zona más alta de la ciudad, es la cima de un morro, aquí sopla, y hoy es helado. Llegué a mi esquina, en Bradesco, el típico segurata fumando su cigarro, y en el reborde del edificio, había un bulto encogido, debajo de un cacho de tela finísimo. Nunca vi nadie durmiendo ahí. Miré con atención para ver si se movía. ¿Estará bien? Putz, ¿sobrevivirá esta noche envuelto en esa cosa? No se mueve. Me acordé de ese pajarillo -hace tanto tiempo- que encontramos cerca del cole, estaba hinchando, congelado, y no tardaría en morir. Que pena, dijimos todos. "¿No podemos hacer algo por él, mamá? El pobrecito no puede morir de frío, con lo calentito que estoy yo en casa". Pero para los adultos, era obvio que no podíamos llevar al pajarito a casa, que no se puede recoger a cada pajarito muerto de frío. "¿No se puede? ¿Por qué, mamá?"
Parece que nadie siente ya mucha pena por esta gente. ¿...Y yo? ¿La siento yo?
Vaya mierda, en Valladolid no tenía estos choques de conciencia.
Parece que nadie siente ya mucha pena por esta gente. ¿...Y yo? ¿La siento yo?
Vaya mierda, en Valladolid no tenía estos choques de conciencia.
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domingo, 15 de agosto de 2010
Pizza
Estaba acordandome de la pizza en Roma. Fue una experiencia asquerosa. Particularmente me acuerdo de la pizza que comí en una panadería, mi hermano -que había vivido un año en Rietti- decía que ahí eran las mejores, y así entramos en una de ellas. Pizza de patata, sí, como oye, pizza de patata. Y no se crea que era algo más sofisticado de lo que parece, no. Era masa de pizza, y encima de ella, patata aplastada, un engrudo que nadie podría distinguir si era cocida, asada, frita, o siquiera, si aquello realmente era patata, pues la delgada línea roja entre la patata y la masa era bien flaca. En fin, que ni queso, ni tomate, ni especias, así era la pizza en la capital mundial de la pizza. Creo que aquello me causó un trauma, ya no quiero más, gracias.
¿Qué puedo decir de Sao Paulo? Calabresa, portuguesa, musarela, cuatro queijos. La cantinela se repite casi en cada esquina, en Belavista, capital mundial de la pizza, plato típico paulista. Deliciosa. No recuerdo haber probado una pizza mejor, una pizza casera, excepto quizás la del horno de leña de la plaza de la catedral en Valladolid, sólo que aquella requeria muuuuchas dosis y media de paciencia, y acá entras en cualquier padaría a partir de las siete, y están listas, calentitas esperando en el balcâo, sobre ese calentador a base de agua hirviendo, para que pidas una porción, con un zumo de manga, mamao, abacaxi, laranja, lo que quieras. Ahora, las costumbres autóctonas: rociar el trozo de pizza que te estás comiendo con mucho azeite de oliva portugués extra virgem importado.
No me extraña que no pare de "crecer".
lunes, 9 de agosto de 2010
Movimientos
Mi padre acaba de llegar a Copán, área maya de Honduras. Mi madre debe ya estar haciendo trekking en los Alpes italianos. M lleva ya dos dias en Kenia. X termino sus vacaciones chiapanecas y ya está de vuelta en el DF. Ahora H, anunciando que se muda a Israel, y por si fuera poco, acabo de recibir dos postales de R y J desde Alemania...
¡Putx, qué familia! ¡A ver si os estáis quietos ya...!
¡Putx, qué familia! ¡A ver si os estáis quietos ya...!
domingo, 8 de agosto de 2010
¿Cómo se hace una maleta para tres meses?
Tras una semana de okupación de la casa de un amigo, comienza la cuenta atrás para dejar Barcelona, al menos temporalmente, en busca de una nueva aventura.
Acostumbrado a mudanzas, dejar atrás un piso no me supone un gran ataque de nostalgia. En cambio, el hecho de que de alguna forma todas tus pertenencias te acompañen en una maleta o se queden en cajas esperando tu regreso es algo cuanto menos extraño cuando has pasado ya la treintena, señal de que precisamente lo que se dice asentado no estás. Cada despedida de una persona cercana es un pequeño pinzamiento porque eres consciente de que no la tendrás cerca durante los próximos meses, y si en algo me siento afortunado es en poder disfrutar de la gente que me rodea.
El caso es que tengo un maletón enorme lleno de cosas que creo que no usaré, pero por si acaso... me había jurado llevar únicamente lo imprescindible, no sé si lo conseguiré.
Un sentimiento de libertad diferente al sentido hasta ahora, una nueva experiencia, una forma quizás de sentirme de nuevo más joven y más vivo.
Acostumbrado a mudanzas, dejar atrás un piso no me supone un gran ataque de nostalgia. En cambio, el hecho de que de alguna forma todas tus pertenencias te acompañen en una maleta o se queden en cajas esperando tu regreso es algo cuanto menos extraño cuando has pasado ya la treintena, señal de que precisamente lo que se dice asentado no estás. Cada despedida de una persona cercana es un pequeño pinzamiento porque eres consciente de que no la tendrás cerca durante los próximos meses, y si en algo me siento afortunado es en poder disfrutar de la gente que me rodea.
El caso es que tengo un maletón enorme lleno de cosas que creo que no usaré, pero por si acaso... me había jurado llevar únicamente lo imprescindible, no sé si lo conseguiré.
Un sentimiento de libertad diferente al sentido hasta ahora, una nueva experiencia, una forma quizás de sentirme de nuevo más joven y más vivo.
viernes, 6 de agosto de 2010
Semos personas pero también somos luz
He leído, con mucho agrado para mi persona, que la palabra persona viene del griego y significa máscara. Apareció en mí una sonrisa de esas que viajan a la velocidad de la luz y de las que te das cuenta que llevas puesta cuando han pasado unos segundos; esa que no lleva máscara porque sale sin pensar. Se encuentra todavía más sincera bajo los labios pero se expresa a través de ellos; vemos desde la persona o desde el universo que hay bajo su piel?
Estaba en casa de mis padres buscando papeles y apareció, sin ser esperada, una foto de Lego. Desde el corazón, desde el amor que está ahí, esperando como las semillas a que un rayo de sol lo acaricie o una mirada lo despierte, apareció una sonrisa en mis ojos y mi boca. Que buenooo. Qué paz, qué agustito! Le estaba mirando a los ojos. Estuve un rato muy contenta, sonriéndome mientras seguía buscando papeles y disfrutando de lo alegre que latía ahora mi corazón, ese universo físico que duele o respira, llora o se ríe, ama o muere. Como seguía ocupada viviendo como una persona que busca entre carpetas cosas que tiene que dar a otras personas que se ocuparán más adelante de trámites (que palabro) y demás historias de personas, el amor se me fue desvaneciendo dando paso a su recuerdo; se olvida y luego se piensa en él. Las personas piensan, dicen otras personas...Lo pensé y ahora lo escribo, pero esa sonrisa desde el corazón que viaja a la velocidad de la luz no vuelve. Si me concentro rasco un poquito, como cuando el efecto de la drogas va desapareciendo y cierras los ojos para que vuelva esa paz, ese sentirse agua...Cierro los ojos...Y sí, sonrío y amo! Esta personita que escribe va desapareciendo.
Estaba en casa de mis padres buscando papeles y apareció, sin ser esperada, una foto de Lego. Desde el corazón, desde el amor que está ahí, esperando como las semillas a que un rayo de sol lo acaricie o una mirada lo despierte, apareció una sonrisa en mis ojos y mi boca. Que buenooo. Qué paz, qué agustito! Le estaba mirando a los ojos. Estuve un rato muy contenta, sonriéndome mientras seguía buscando papeles y disfrutando de lo alegre que latía ahora mi corazón, ese universo físico que duele o respira, llora o se ríe, ama o muere. Como seguía ocupada viviendo como una persona que busca entre carpetas cosas que tiene que dar a otras personas que se ocuparán más adelante de trámites (que palabro) y demás historias de personas, el amor se me fue desvaneciendo dando paso a su recuerdo; se olvida y luego se piensa en él. Las personas piensan, dicen otras personas...Lo pensé y ahora lo escribo, pero esa sonrisa desde el corazón que viaja a la velocidad de la luz no vuelve. Si me concentro rasco un poquito, como cuando el efecto de la drogas va desapareciendo y cierras los ojos para que vuelva esa paz, ese sentirse agua...Cierro los ojos...Y sí, sonrío y amo! Esta personita que escribe va desapareciendo.
lunes, 2 de agosto de 2010
Divagar, devagarzinho
Lo último que te dije fue que iba a ir a ver el Museu da Lingua Portuguesa. Pero no fui. Salí con esa intención, iba a tomar el metrô, cuando sentí hambre, y ya sabes que me pongo un poco nervioso si tengo hambre y no como nada. El Museu está en Luz, y por ahí no recordaba que hubiera ningún sitio fácil donde comer algo, y no me apetecía callejear un domingo solitario por ninguna calle del centro que no conozco. Así que cambié de opinión, opa, entonces-es-así, todo-bien, y fui a la temakeria de Augusta, no tienen los mejores temakis, pero es de madera, está tranquila, se puede leer, no hay nadie, o casi nadie.
Cuando tomo café, ando y escucho música a veces mis pensamientos se ponen a divagar de forma incongruente, saltando de un lugar a otro sin casi percibir dónde van, o siquiera dónde voy yo, hacia dónde camino. Sobre todo cuando el día esta nublado, y sopla ese aire eléctrico grisáceo como cuando amenaza una gran tormenta, pero a veces no cae nada. Estaba tan concentrado que no recuerdo nada, o casi nada. Pensé en Salvador también, en los colores de las casas, las camisetas de Olodum, Michal Jackson com una camiseta demasiado grande, blanca, en los colores de un libro de Keith Haring que vi en FNAC la tarde anterior, en un edificio que vi en Paulista que me recordaba a algo y no conseguía recordar el qué, y de repente, estaba viendo una exposición de algunos de los diseños de Haring en Caixa Cultural. ¿Pero eso fue antes o después del temaki? Porque ya fueron varios, dos para merendar en Rua Augusta, dos para cenar en Alameda Santos. Entonces, comenzó a llover, y no fue como en Argentina, aquí simplemente se hizo de noche y casi todo quedó desierto.
Cuando tomo café, ando y escucho música a veces mis pensamientos se ponen a divagar de forma incongruente, saltando de un lugar a otro sin casi percibir dónde van, o siquiera dónde voy yo, hacia dónde camino. Sobre todo cuando el día esta nublado, y sopla ese aire eléctrico grisáceo como cuando amenaza una gran tormenta, pero a veces no cae nada. Estaba tan concentrado que no recuerdo nada, o casi nada. Pensé en Salvador también, en los colores de las casas, las camisetas de Olodum, Michal Jackson com una camiseta demasiado grande, blanca, en los colores de un libro de Keith Haring que vi en FNAC la tarde anterior, en un edificio que vi en Paulista que me recordaba a algo y no conseguía recordar el qué, y de repente, estaba viendo una exposición de algunos de los diseños de Haring en Caixa Cultural. ¿Pero eso fue antes o después del temaki? Porque ya fueron varios, dos para merendar en Rua Augusta, dos para cenar en Alameda Santos. Entonces, comenzó a llover, y no fue como en Argentina, aquí simplemente se hizo de noche y casi todo quedó desierto.
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