miércoles, 9 de julio de 2008

Bozal



Según la RAE: Aparato, comúnmente de correas o alambres, que se pone en la boca a los perros para que no muerdan.

Cuántos de estos serían necesarios. Cada vez que hablamos sin saber, cada vez que hablamos guiados por el orgullo, por el odio, por la ignorancia, por la soberbia, por la frustración, por el miedo, y por tantas cosas más. Mirando desde donde ahora estoy, la lista de momentos en mi vida en que me pondría un bozal sería suficiente para envolver el resto de ella. Me propongo un trato, cada vez que bloquée en mi mente, justo antes de que salgan hacia mi boca, palabras que pudieran merecer un bozal iré desenvolviendo lo ya envuelto, y al final de mi vida podréis ver si mi peso es más de carne... o de papel.
Hoy estoy bajo de energía, atacado por la alergia soy como una fuente que se mece con el vaivén de las olas de su interior, agotado y tristón. A este estado de ánimo sumémosle una sala vacía, en la que solo estoy yo, y muchas horas por delante. Cuando por fin llega el anhelado momento de la comida sonrío, este es sin duda el mejor rato de mi jornada laboral, tengo un ritual adquirido para estas ocasiones, como en un restaurente argentino, de comida casera, pequeño, con poca gente, con una mesa pequeña y esquinada reservada para mí, o eso me gusta creer. Comida sana y sabrosa, un libro entre mis manos y silencio, apenas el murmullo de las voces cercanas que incluso ayuda a introducirte en la lectura. Entre manos tengo El Lobo Estapario, de Herman Hesse, igual que su Sidharta este libro me está entusiasmando, plantea preguntas a bocajarro, sin piedad, que obligan, si uno está dispuesto, a escrutar las profundidades de tu alma, con lo peligroso que eso puede llegar a ser. Para esto necesito silencio, y tranquilidad, cada párrafo es repetido lentamente en mi cabeza para intentar captar al menos una parte de lo que en realidad esconde, en esas estoy cuando un sonido estridente, grave y estúpido a la vez inunda el local, en la barra un hombre y una mujer asisten impertérritos a la perorata de otro hombre, trajeado, engominado, encantado de conocerse, y por supuesto, conocedor de la verdad sobre todas las cosas como si él mismo fuese el hacedor de todas ellas.
Es increible lo diferentes que pueden ser las sensaciones sobre un mismo hecho para dos personas, él orgulloso de sí mismo, yo, dispuesto a entregarle el bozal de oro, o mejor, de lija.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hola. me encanta tu blog.
saludos desde uruguay, rincon casi al sur de america del sur.

malabarista infernal dijo...

Eres bienvenido es.quema y gracias por tus palabras.
Un saludo desde Madrid.

Mariel Ramírez Barrios dijo...

Alergia y Hesse pueden ser una combinación francamente lítica...
Ojo con los antihistamínicos.
de todas formas
sigues haciendo malabares con la letra
aún con energía baja
Un abrazo
ojo con los estornudos!!!

malabarista infernal dijo...

Mi querida Mariel, es un placer tenerte por aquí de nuevo.
Aquí sigo con mis alergia, que poco a poco van incrementandose, pero lucho, igual que con el resto de obstáculos, hasta la victoria siempre!
Un beso doctora.