jueves, 24 de julio de 2008

Crítica

Según la RAE:

8. f. Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.

Dentro de las críticas tenemos dos tipos, constructivas y destructivas. A éstas últimas no hay que dedicarles ni un segundo de nuestro tiempo, quién no parte desde el respeto y la consideración no merece un segundo de atención.
Una vez descartadas éstas pasamos a las primeras. Siempre he creído que las personas cercanas nos hacen un enorme favor aportándonos nuevos puntos de vista sobre nuestros actos y decisiones del día a día, nuevamente desde el respeto y con tacto, puesto que no siempre estamos con ánimo para escuchar algunas cosas y es de obligación para quien nos quiere bien prestar la suficiente atención a nuestro estado para valorar si es o no el mejor momento para hacer una crítica. Pero incluso cuando es el mejor momento hay que ir con pies de plomo, porque aunque todos creamos que encajamos las críticas con deportividad no siempre esto es del todo real. En mi caso al menos, no siempre es un proceso fácil, uno descubre con cierto pesar que hay distancia entre quién somos y quién queremos ser. Una crítica, aunque sea constructiva, es una demostración de que en algo no actuas bien, y eso no es fácil de asumir, es desmontar parte del edificio que con trabajo y esfuerzo has ido construyendo, no para derribarlo está claro, sino para hacerlo más fuerte, pero sería un error obviar el sufrimiento que eso conlleva, o el esfuerzo, o lo que sea. Es el camino para mejorar como persona, eso está claro, pero es duro enfrentarse a nuestras miserias.
El contrapunto a este "sufrimiento" es poder comprobar que si alguien se toma las molestias de enfrentarte a tus demonios y arriesgarse a sufrir los daños colaterales, es que te quiere de verdad. Y eso da fuerzas infinitas para enfrentar lo que haga falta, sin miedo, el premio promete ser maravilloso.

Pozos de errores
sazonan mi interior
miles de sinsabores
colgados del corazon.

Eones de batallas
y guerras contra mi yo,
tratando de doblegarlo
camino de la razón.

Cuando crees haber vencido
y disfrutas del olor
de la flor del sacrificio
transmutado en luz del sol

te reencuentras sorprendido
con miserias en el zurrón,
!se acabo el descanso!, amigo,
la siguiente etapa comenzó.

Dale gracias al destino,
a la suerte o a algún Dios,
por contar en el camino,
con la fuerza del amor.

Si sucumbes malherido
no reclames compasión,
cuando tú eres el enemigo,
solo tú tienes la solución.

No hay comentarios: