A la izquierda de este blog ha permanecido varios meses la recomendación de Cien años de Soledad, señal de que alguno de los compañeros del blog estaba inmerso en la lectura de este fabuloso libro.
Leer un libro como éste en los breves espacios que te deja el día se hace complicado, porque requiere una gran atención y un recuerdo constante de frases, escenas y relaciones personales. O no, porque como bien explica la introducción de la edición que he leído, una de las claves de la novela es que el tiempo no pasa por Macondo, el lugar donde tienen lugar las aventuras y desventuras de la familia Buendía.
Es el primer libro que leo que está plagado a pie de página de connotaciones y explicaciones sobre el texto, y lo que en un principio me provocaba rechazo (ya sabéis, el arte cuando se explica pasa a incluir la perspectiva subjetiva del comentarista) se convirtió en una ayuda casi imprescindible para disfrutar por completo de la obra maestra de Gabriel García Márquez. Guiños a su entorno personal, a su entorno político, a muchos de sus libros (La hojarasca, El otoño del patriarca, El coronel no tiene quien le escriba...) hace de esta una obra singular e increíblemente rica.
Hay varios conceptos claves en la novela: repetición, incesto, tiempo, guerra, soledad, amor, hielo. El otro día según volvía sonriente a casa me encontré con este cartel que me recordó a este último concepto, el hielo, que aparece en la primera frase de la obra:
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo".
1 comentario:
uhm creo que no pasé de esa frase, amic. jejeje bueno quizás unas cién más. Quizás el truco como dices es leerlo con anotaciones de pié de página. Y tener paciencia para esperar las 100 primeras páginas (o las primeras 100 generaciones de Buendía). No tuve paciencia pero todo el mundo habla tan bien del libro que tendré que plantearme intentarlo otra vez.
cien abrazos
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