domingo, 4 de mayo de 2008

¿Hemos perdido la capacidad de sacrificio?

He estado reflexionando últimamente sobre esta cuestión. Hace no mucho, tuvimos una discusión con Malabarista, una crítica al actual sistema que rige la política y el gobierno, en la que mi argumento era que nuestros abuelos lucharon y nuestros padres sufrieron para que hoy tuviéramos todos libertad y libertades. Ahora me estoy replanteando el argumento ¿No habremos abusado de esa libertad, radicalizada hasta el extremo opuesto? ¿Hemos perdido el sentido del deber, abandonados a un hedonismo exacerbado por el marketing y los medios omnipresentes? Desde hace unos años, abogo firmemente por alcanzar la felicidad como objetivo único, o al menos un bienestar sostenido, dejando a un lado cualquier contrato o compromiso que pueda desviar. Pero hoy dudo de si el fin justifica los medios, y si no ser capaces de sacrificarse pone en riesgo nuestra ética, e incluso nuestra esencia como personas. A la solidez de uno mismo, y de su identidad, ¿no le faltará un rasgo que sea la capacidad de compromiso o sacrificio?

Bien toda esta reflexión tiene un origen. Cuando estuve en la ciudad de México, hace no mucho, conocí a José de Jesús, con quien por cierto, hoy en día mantengo el contacto. Jesús procede de Chiapas, una región pobre dentro de un país de por si humilde. Cuando le conocí, me contó un poco cómo para poder estudiar ingeniería de construcción se alistó en la escuela militar y estudia como cadete. Comprensible, y loable. Aun con el poco tiempo que coincidimos, tengo la certeza de que Jesús es una de las personas más nobles y honestas, que he tenido la oportunidad de conocer. No pienso que crea en los valores marciales, al contrario, pero pensé que quizás le atraía tanto los estudios como la forma de estudiarlos dentro de una escuela llena de actividades físicas académicas. De hecho siempre le tomo el pelo con la analogía con Harry Potter y la escuela Hogwards, debido al gusto por estos libros que compartimos.
Creo que hace poco me di cuenta: Jesús no es enteramente libre. Cuando se licencie, tendrá que permanecer 12 años más sirviendo al ejercito mejicano como tributo por la educación que tal cuerpo del estado le ha brindado. Este mes se enfrenta a examenes parciales, un campeonato de tae Kwon do, la preparación del desfile militar por la batalla de Puebla, un con concurso interescuela de tiro, y otro de literatura al que piensa presentarse con un relato y con un ensayo. “Por que crees que siempre estoy haciendo tantas cosas? Es para no pensar, mantiene mi mente ocupada.” me dijo un dia “todo esto lo hago por mi familia, por mis padres. Con mis hermanas yendo a la universidad, no quise ser una carga para ellos. Y fijate, por ejemplo, por estar yo en la escuela, el estado mexicano nos paga a todos un seguro médico y ya nunca se tendrán que preocupar por doctores ni medicamentos”.

Un hurra para ti, Jesús.


Sería fácil hablar de que uno siempre tiene opción, y elección, etc. etc. Pero no puedo decir nada ni argumentar desde mi acomodada posición europea. Ahora me acuerdo del post de Henry y la advertencia que les hicieron antes de ir a Nicaragua: “nunca les digamos que somos iguales, porque lamentablemente no lo somos.”

Cuanto lamento que no lo seamos, que no todos tengamos la misma oportunidad , sea Nicaragua, Cuba, Romanía, España o México.

1 comentario:

malabarista infernal dijo...

Bravo amigo, no hay mucho más que decir.