martes, 13 de mayo de 2008

Afortunado

Tenía pendiente este post desde hace tres días. Todo giraba en torno a que me sentía una persona afortunada. Hacía un rato que acababa de llegar a casa de ver Blade Runner en grata compañía. Volvía utilizando este fantástico servicio público que es el bicing de Barcelona. Supongo que todo el mundo sabe lo que es, pero por si acaso... Por una cuota anual de unos 20 euros, no lo sé con exactitud, puedes coger todas las veces que quieras durante el año una bicicleta en uno de los puntos habilitados a lo largo y ancho de la ciudad y devolverla en cualquier otro punto durante los siguientes treinta minutos. Un buen servicio público que te evita sufrir los empujones y sudores tan típicos del metro barcelonés y supongo que igual de típico en los metros de otras ciudades. El caso es que según volvía a toda pastilla de noche por la calle Mallorca de la ciudad condal, pasé por delante de la Sagrada Familia, esa obra faraónica comenzada por Gaudí y quién sabe si se finalizará alguna vez. Me sentí el hombre más afortunado por el simple hecho de pasar en bicicleta por delante de semejante belleza.
Desde el lunes llevo tres días con dolores de cabeza, de esos que parece que te martillean el cerebro. Puede ser cosa del cambio de presión, pero a mí me ha venido a la cabeza la gran frase de Steve Jobs, "stay hungry, stay foolish", y he pensado que llevo un ritmo de trabajo paranormal by the face, y que esto de no descansar los fines de semana no puede ser muy normal, y he pensado que me bajo del carro, que si por poner ilusión en lo que haces y mantenerte hambriento como dice el bueno de Steve otros se sientes saciados, algo falla. Así que señores, ¡paren el carro!, que yo paso de Dibagar más en mi tiempo libre. Me bajo del carro y me subo en mi bici, al menos hoy.



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