Siempre he renegado de la idea de la muerte que se estila en el cristianismo, de ese pavor a la muerte y el macabro espectáculo que se monta a su alrededor, acabo de leer un texto que me ha encantado y quiero compartir. Una mujer que cree que la muerte está próxima pide consuelo a su joven sobrino. Del libro "Doctor Jivago".
"Por lo tanto, ¿que será de tu conciencia? Digo bien, tu conciencia. Pero, ante todo, ¿qué eres tú? Esta es la cuestión. Tratemos de orientarnos. ¿De qué modo tienes memoria de ti misma, de qué parte de tu organismo eres consciente? ¿De tus riñones, del hígado, de tus vasos sanguíneos? No, mira en tus recuerdos y verás que siempre estuviste expresada hacia fuera en un acto, en la obra de tus manos, en tu familia, en los demás. Y escúchame ahora con atención. El alma del hombre es justamente el hombre presente en los otros hombres. Esto es lo que eres, esto es lo que ha respirado, de lo que se ha alimentado y embriagado durante toda la vida tu conciencia. De tu alma, de tu inmortalidad, de tu vida en los demás. ¿Y qué? Has vivido en los otros y en los otros te quedarás. ¿Qué diferencia implica para ti que luego se llame recuerdo? Habrás entrado en la composición del futuro.
Una última cosa. No hay de qué preocuparse. La muerte no existe. La muerte no está en nosotros. Has hablado de inteligencia, y esto es otra cosa, una cosa nuestra, accesible para nosotros. La inteligencia, el talento, en el sentido más amplio y lato, es el don de la vida.
No habrá muerte, dice San Juan Evangelista, y verás qué simple es su argumentación. No habrá muerte porque aquello que fue antes ya ha pasado. Poco más o menos es esto: no habrá muerte porque esto ya fue, es viejo y aburre, y ahora es necesario algo nuevo y lo nuevo es la vida eterna".
Yura, mientras decía esto, paseaba por la habitación.
-Duerme- dijo, acercándose a la cama y acariciándole la cabeza.
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