miércoles, 2 de mayo de 2007

El experimento de prisa mata


Desde hace unos días se comenta asiduamente un experimento llevado a cabo en el metro de Washington. Joshua Bell, que al parecer es uno de los mejores intérpretes de violín del mundo, tocó durante 43 minutos con un Stradivarius de 1713 (supongo que el valor del instrumento es difícilmente calculable) mientras la gente pasaba anónimamente por delante suyo, absorta en sus pensamientos, sin saber que a su lado había un talento. 100 dólares cada butaca en el Symphony Hall, 32 dólares en total y unas pocas miradas en la estación de L'Enfant de Washington.
Como a los terremotos, a un experimento siempre le siguen unas pocas réplicas. Así que en la estación de metro de Bilbao en Madrid se repitió la historia, pero esta vez con el cantante Nacho Campillo, alma mater de los Tam Tam Go!, como protagonista. El resultado, 71 céntimos de euro y unas pocas personas ladeando y girando la cabeza para disfrutar de un artista que ha vendido un millón de copias y está de gira actualmente por España.
Ya lo dijo peligrossa maría, se nos olvida disfrutar de los caminos.
Ayer salí a toda pastilla del avión para coger el tren que me llevara del aeropuerto de El Prat a la ciudad condal, y en mi rápido recorrido me percaté de la mezcla de tranquilidad y emoción que desprendían los cientos de personas que esperaban a los familiares, amigos o contactos de trabajo en la puerta de salida de la recogida de equipajes. Fue curioso ese momento; como iba escopetado a por el tren salía sólo por la puerta mientras el resto de pasajeros deambulaban buscando la salida, así que todas las miradas se dirigían a mí. 200 personas mirando en mi dirección, y yo con mi bañador lleno de aceite de atún y mi bolso impregnado de calimocho bañado en arena. Pero esto son sólo daños colaterales de un puente especial, como mis compis de blog.

3 comentarios:

daviz dijo...

¡qué bueno!
Alguna vez he pensado algo así, al pasar delante de gente en el metro que toca su guitarra.. pero más bien .. "y si este pavo el día de mañana se convierte en un nuevo Santana?"
La verdad es que es una lección de humildad. Bueno, o de ego, uno nunca sabe. Es como lo del altruista que es un egoista porque las cosas que hace las hace para sentirse él bien.

en fin... que siento lo de tu bañador.

peligrossa´maríha dijo...

Es que detenerse en el metro de Madrid durante 6 minutos es un lujo...¿quién no va siempre con prisa a currar?.. y le ocurre lo que le ocurre: que se olvida de difrutar del camino...
Un hurra por el que tenía 6 minutos y los aprovechó para difrutar de un miniconcierto!!!

malabarista infernal dijo...

yo pondre la nota discordante, lei la noticia y me parece como siempre tomar la parte por el todo, claro que todos vamos con prisa y no solemos pararnos pero solo con unos segundos de música según pasaba a mi me han hecho sonreir en más de una ocasión, recuerdo un día en preciados a las mil de la mañana escuchando los acordes de una gitarra entonando el Nothing Else Matters de Metallica y pararnos a escuchar y a agradecer al músico por ese regalo.