viernes, 5 de febrero de 2010

Más divagaciones

Esta tarde el cielo tenía muchos colores. Todos de lluvia: añil, azul tormenta, azul cálido, gris, plomo y plata. El aire, despues de un día lluvioso, se queda con una transparencia metálica, tal vez sea el ozono. Caminaba por Homero pausado y deambulando entre mis pensamientos. El primero, conseguir folios, unos pocos, no los quinientos del Max. El segundo, si pasar por Porrúa, tal vez hubiera llegado el Diario de Frida Kahlo, aunque si realmente lo escribió Fuentes, mejor lo olvidamos. El tercero, la cara de velocidad del niño judío con el que me cruzo. Últimamente me cruzo con muchos en esta zona, por Homero u Horacio, y todos los niños llevan esa prisa estreñida y la mirada clavada al suelo (y en esta zona las banquetas estan aun conservadas, así que eso no es). ¿Será que le aprieta el sombrerito? ¿Yahvé te oprime? No me caen bien los judíos como generalidad, no puedo evitarlo. Es por el sectarismo, por lo regular no me caen bien
los monoidea, los que se aferran fervorosos a una mitología contranatura, y en general, los que escogen conscientemente un rol de martir superfluo, innecesario. Mandamiento es una palabra muy fea (opresora) y diez, es cuanto menos, algo escaso.
Después de los gruñidos mentales, pienso en dirigime a la pequeña francia, la zona vieja de Polanco, por el parque Lincoln se ve un ambiente hostelero parecido a la orilla del Sena. Ya que no puedo salir de aquí, igual encuentro algún café interesante. Llego a la avenida del presidente checo (recuerden, la mas glamorosa de todo México); aquí flanqueando, las casitas, los palacitos reconvertidos en boutiques, no hay pisos ni torres; y aquí, si sopla, el aire es colonial, pero no colonial como el centro de Mexico, sino colonial a lo cartaginés (cartagenero suena a vallenato), modernizado y con su toque francés invariable. Me recuerda a las fincas del comienzo del Paseo del Arco de Ladrillo, que un dia dije que cuando sea mayor, pienso quedármelas una vez que se las expropiemos al ejercito de Valladolid (que no se si sea la misma cosa que el ejercito nacional, considerándolo todo y con su perspectiva histórica).
Volviendo a Masaryk y a a sus palacetes, los maniquíes asoman tanto en los ventanales de planta baja, como arriba, en la planta alta, y da un poco de miedo, como si fueran los legítimos habitantes de la propiedad. Como si el plástico hubiera destronado a la carne ocupante. Puede ser escalofriante, me recuerda a una ciudad rumana que M y yo visitamos. Era una ciudad deprimente, no había casi nada, ni siquiera locales para las tiendas de la calle; éstas ocupaban la vivienda más baja, a ras de suelo, y sus ventanas eran los escaparates. No recuerdo qué ciudad era, creo que había un río, no era en Transilvania ni era Suceava, pero allí no había nada, nada que ver, nada que hacer. Me pregunto qué haríamos allí, en un sitio así.

4 comentarios:

Rincón oscuro dijo...

yo también tengo echado el ojo a esas fincas, así que no creas que te podrías quedar con todas para tí solo. Aunque tengo la sospecha de que lo bonito es sólo la fachada. A saber cómo es la distribución por dentro si son para uso militar.

daviz dijo...

ahh pues no te preocupes que te cedo una , creo que hay tres. ¿Alguien mas?

Pues a mi me han dicho que ya no son instalaciones militares, solo son habitacionales para algun generalisimo. Así que creo que por dentro están de PM!

Siempre me llamaron la atencion.. una construccion con esa pinta colonial caribeña en.. medio de Castilla???

no pega!!

Emilio Blanco dijo...

hola daviz... me gustó mucho tu crónica y tengo las siguientes observaciones:

1. la cualidad metálica del aire después de la lluvia que atribuyes al ozono, creo que es solamente limpieza

2. escribes parecido a "g" la del blog "..."

3. a mi también me caen mal los judíos ortodoxos, sólo de verlos, y me encantó eso de mártir superfluo

4. adiós!

daviz dijo...

hola garcia, gracias por la visita:
1. puede ser, ahora que lo dices.
2. um, si? ummhmm. le preguntaré a ella a ver que opina.
3. creo que tambien odio a los musulmanes radicales.
4. hasta pronto!