lunes, 8 de febrero de 2010

Sueño de una tarde dominical en el Parque Lincoln

Los parques de Mexico se me antojan con seña de identidad propia. Son
medio boscosos, con arboles muy altos, distribuidos arbitrariamente, en
apariencia; son todo sombras, sin césped en el suelo, solo pura tierra
mezclada con lo que cae del cielo, y alguna planta rasa de las que
arrastran grandes hojas verdes.
El Parque Lincoln me recuerda a lo que sería hoy la Alameda Central en
el mural de Rivera, que vino huyendo a la ribera poniente: los que
tienen dinero, despilfarrandolo, y los que no lo tienen, tratando de
sacarlo; todos en el mismo sitio, unos ignorando a los otros.
Y lamentablemente, Heisenberg, no lo digo como observador externo.

2 comentarios:

Xicoatl dijo...

me gusta la comparación con el mural de Rivera :)

daviz dijo...

:))

alguna joven promesa de la pintura mexicana se atreve a hacer la version Lincoln?