
Oyes de lejos el sonido creciente del doppler, desde el punto de fuga allá, casi hacia al infinito; y unos segundos más tarde, pasa la lanzadera a mas de doscientos kilometros por hora, miras en la ventana y descubres, deshilachándose, la forma del viajero observando el fluido paisaje. Y él te mira a ti. Y en ese momento, un solo instante, en que la vista de los dos se cruza - el yo del vagón, y el yo a pie de vía- el tiempo se para y algo debe crujir en el tejido del universo; una percepción de la realidad que se debe de curvar en algún sitio, ¿en todos?. En tu cabeza, en la mía.
No sé porqué pero desde pequeño imaginé así la relatividad.
¡qué bien llegar a casa!
1 comentario:
interesante perspectiva
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