viernes, 21 de noviembre de 2008

Agradecido

Vagaba sin rumbo ni alegría
por las calles de la ciudad,
sangrando por el alma mía
de melancolía y de soledad.

El azar me unió en Gran Vía
a un sacerdote de la amistad,
rock y cervezas provocarían
el milagro de la felicidad.


Gracias David



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