El sábado pasado estuvimos en una boda en Copacabana (Lago Titicaca, Bolivia) de gente aymará que nos tuvo disfrutando de un encuentro increíble durante casi diez horas. La consecuencia fue que al día siguiente perdimos el viaje de la mañana a la Isla del Sol. Cogimos boletos para mediodía y coincidimos en el trayecto con Inés y Daniel, dos voluntarios españoles que colaboran con Amigos en Acción desde hace dos meses en Yapacaní, una población pobre del Departamento de Santa Cruz. Nos comentaron que han sufrido un bloqueo de 23 días, además de relatarnos otras penurias propias de la población en la que se han asentado. Nos dijeron que al día siguiente, fecha en la que teníamos previsto ir a La Paz, llegaría una marcha de campesinos y mineros a La Paz, y que no sería posible acceder ni salir de la ciudad puesto que el transporte público se paralizaría por miedo a disturbios. Se hablaba de decenas de miles de mnarchistas acercándose desde hacía una semana a la sede del Gobierno. Nos hicieron hincapié en que un grupo de marchistas, los Poncho Rojo, eran especialmente peligrosos. Se rumoreaba que podría ser una manifestación violenta dado que los marchistas querían exigir la aprobación de la nueva constitución boliviana, y no se moverían de la Plaza Murillo, donde se encuentra la sede del Gobierno, hasta conseguirlo. Tras comentarlo entre nosotros, decidimos acudir a La Paz para presenciar este hecho histórico. El principal peligro era quedarnos encerrados en La Paz durante varios días si no se llegaba a un acuerdo constitucional.
Al llegar a La Paz a las diez de la ncohe, el conductor de La Paz fue claro con nosotros: "Tengan cuidado amigos", advertencia que nos hizo reflexionar sobre las precauciones a tener en cuenta. Al día siguiente partimos del hotel a conocer la ciudad y comenzamos a encontrarnos con muchos marchistas. Nos acercamos a la Plaza Murillo pero era imposible acceder a ella, fuertemente custodiada por la Policía boliviana. Se oían los primeros gritos de los marchistas, "entraremos aunque sea por la fuerza". Tras varios intentos de acceder a la plaza haciéndonos pasar por turistas despistados y por fotógrafos de una agencia española, desistimos de la operación. Comenzamos a charlar con gente de la calle, uno de los temidos ponchos rojos y un ciudadano de La Paz. Nos explicaron de primera mano los sucesos de Pando del pasado mes, por qué la gente pide un cambio en el sistema boliviano y las necesidades de la sociedad.
Seguimos paseando, viendo gente llegada de diferentes comunidades y sintiendo cierta envidia por la cohexión de esta sociedad. Tras un breve almuerzo oímos cómo se acercaba la marcha hacia el centro de La Paz tras decender de El Alto. Evo Morales iba a la cabeza, siempre cercano a su gente. Conseguimos grabar a Evo acercándose a la Plaza Murillo a tan sólo 2 metros de distancia. Una chica que vendía los típicos "choripan" bolivianos me indicó con el dedo dónde estaba el presidente Evo. La gente proclamaba varias consignas, "sangre de minero, semilla de guerrillero", "si esto no es el pueblo, dónde está el pueblo". Finalmente la marcha accedió a la Plaza Murillo y el resto del domingo se convirtió en una fiesta a la espera de que hubiera un acuerdo constitucional, hecho que se produjo en la mañana del día siguiente. Conseguimos hablar con varias personas llegadas desde Oruro, Cochabamba, Potosí, etc. Todos tenían una característica común: ilusión por un proceso de cambio que comienza tras haber sufrido una oligarquía encubierta, o no encubierta, durante décadas.
Tras un breve descanso, regresamos por la noche a la Plaza Murillo, y no pudimos acabar de mejor forma este día histórico. Conocimos a un grupo de indígenas aymarás llegados de Potosí que nos invitaron a sentarnos con ellos en mitad de la plaza para disfrutar de la música con una mezcla de culturas mientras nos mostraban cómo mascar la hoja de coca y compartíamos unas cervezas. "De aquí no nos vamos sin la constitución aprobada", repetían, "gracias por interesaros por nuestra situción, difundir la lucha boliviana por el mundo".
Hechos del 21 de octubre de 2008, a 3800 metros de altitud en la ciudad de La Paz (Bolivia).
1 comentario:
disfruta y conoce Henry, y luego podrás contarnos....
Un abrazo gigante en la distancia
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