Este grafiti y yo convivimos seis meses en San Paulo. Me alegra ver que aun esta en pie.
Siempre me pregunté si era una sirena una extraterrestre o qué demonios era. También siempre me pregunte aunque no quise saber que era lo que guardaban sus muros, una especie de hacienda de caserones antiguos.
Cosas del "romantismo". Mejor soñar lindo que saber mediocre.
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