Capoeira en el fuerte de Santa María. Rincón, no me odies. No es lo
mismo ver una roda enfrente del Corte Inglés de Zorrila que ver a los
baianos pretos hacer una roda espóntanea a orillas del Atlántico. En
esté caso,cuando me cansé me fui por la orla de Barra viendo las
olas, y todo lo que quedaba de la capoeira era el -cada vez más
distante- sonido del berimbau.
Y al poco rato, ni eso, porque comenzó a llover, y en Salvador, cuando
llueve, todo el mundo deja lo que estaba haciendo y corre a guarecerse
como si estuviera cayendo corrosivo del cielo. Como me dijo un baiano
mismo, bromeando: "es que tenemos miedo de desteñir".
2 comentarios:
no podría odiarte nunca...el odio me lo reservo para los malos de verdad.
Oye, que también he disfrutado viendo las "rodas", pero cuando bailaban y saltaban brasileños/as, claro está.
Es otra cosa, claro rsrs
un beso
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