viernes, 30 de julio de 2010

Florida mojada

¿Y sabés cuando viene lo peor? Cuando llueve. Pero no cuando ya está lloviendo, sino justo el momento en el que empieza a llover. Se arma el caos. La gente se vuelve loca, corren para un lado, o para el otro, como si estuviera cayendo ácido del cielo, y los comerciantes de las mantas, -a quienes yo creía peruanos y tal vez sean del interior de la provincia- se apresuran a recoger y proteger sus mercancías. Los que antes partían Florida al medio en una ordenada recta, ahora crean un revuelo desordenado en el que se mezcla gente de paraguas con las mantas arrastradas, plásticos, carritos de mercancías de colores, la lucha por hacerse un hueco debajo de los minúsculos resguardos en los lados de la calle, argentinos corriendo, unas guitarras, algún despistado, y los indolentes, a los que el agua no molesta. Y todo eso dura apenas unos minutos, hasta que este caos agitado vuelve a encontrar un punto de equilibro dentro de una nueva configuración: los que estaban al centro ahora se reparten a los lados, y los demás, siguen su camino, seguramente, hacia casa.

No hay comentarios: