Y de repente el sábado uno de los aventureros dijo que un amigo suyo se llama un-coche, (j)uan-car, y ahí comenzó el spanglish particular. Porque descubrimos que uno de los amigos era coche-perdido, car-los(t), y él y yo somos un-coche-perdido, (j)uan-car-los(t).
Saludamos a hola-yo, jai-me y analizamos el nombre de algunos de los grandes actores de la historia del cine, Kevin-Panceta, Pablo-Hombre-Nuevo, Catalina-Zeta-Juanes...
Pedimos por primera vez un café amarillo, café-yelou, y para esquiar pedimos en la estación un cuatro-cinco, un for-fai(t).
Lo dicho, el festival del humor.
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2 comentarios:
jajaja vaya panda!
ja, ja, al final acabamos todos siendo "polidiotas", como decimos en la escuela de idiomas.
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