Lo he recibido en un mail de Le Cool y me ha gustado mucho, entre otras cosas porque justo el otro día muy lejos de aquí un amigo me dijo que presentía exactamente lo mismo, que el 2010 iba a ser un gran año, y yo me quedé mirándole como de costumbre. ¡Que así sea!
Su mayor don era el de ver más allá. No como un vidente ni nada de eso, sino realmente, sencillamente, viendo: sólo con una mirada, un gesto con la mano o un esbozo de sonrisa, era capaz de saber cómo era aquella persona, qué escondía, qué no soportaba. Sus sueños y sus miedos. Qué música escuchada, o cuál era el último libro que había dejado a medias. Lo había podido hacer desde pequeño, nunca había descubierto el por qué ni se lo había contado a nadie; era su secreto, aquel que todos tenemos y guardamos. Hasta el momento, no se había equivocado jamás. Y ese día, pocos minutos después de haber entrado en el 2010, sintió lo mismo. Caminaba por la calle, la ciudad hervía a su alrededor, todo empezaba de nuevo. Y lo sintió: iba a ser un buen año. Dos mil diez. Veinte diez. Se lo dijo a sus amigos, que se lo quedaron mirando como de costumbre. Pero él estaba seguro. ¡Bienvenidos!
1 comentario:
Y entramos en él con luna llena, muchos presagios positivos!!!!
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