miércoles, 12 de diciembre de 2007

Boys Don´t Cry

Este fin de semana he tenido unas interesantes conversaciones con inteligentes mujeres sobre la discriminación positiva, que tan de actualidad está, en lo que se refiera a la equiparación de derechos entre hombres y mujeres, sobre todo en el tema profesional. Comentaba yo que he visto como esa discriminación positiva ha perjudicado de manera injusta a algunos hombres, puesto que acaban pagando las injusticias cometidas por sus antecesores. Ellas argumentaban que es cierto que es una injusticia, pero que quizá es necesaria al menos temporalmente para compensar la actual situación, en la que muchas mujeres tienen menos oportunidades y perciben menor remuneración por realizar el mismo trabajo que un hombre. Su argumento es válido y razonable pero yo sigo teniendo dudas sobre la injusticia que alberga, estoy un poco harto de que mi generación pague los errores del pasado.
Pensando estaba sobre esto del machismo y la discriminación cuando he leído un artículo muy interesante que aporta un nuevo punto de interés al susodicho tema. Y este punto es el efecto que el machismo tiene sobre los hombres, ya hemos visto que es terrible sobre las mujeres pero pocas veces se piensa sobre lo terrible que es también para los hombres que se salen del clásico concepto de macho.
En la educación que nos ha traspasado esta sociedad en la que vivimos se nos exige a los hombres que seamos duros, rocosos, fuertes e insensibles, so pena de ser estigmatizados como "mariconas" o "blandengues", y no solo por el resto de machos ibéricos sino en muchos casos por las propias mujeres, contagiadas a su vez de este machismo.
No se como afectó esto al resto de hombres, solo sé como me afectó a mí, que desde pequeño he sido muy dado a la lágrima, ante el dolor o ante la emoción. Durante mucho tiempo he tenido que luchar contra mis propios tabúes internos hasta aceptar que no soy el arquetipo de macho, ni puta falta que me hace, que soy quién soy, con lo bueno y con lo malo, con mis lágrimas y mis angustias, con mis poemas y mi sensibilidad, y que quién quiera juzgar eso como falta de virilidad o de hombría puede irse a tomar vientos a buscar hombres.Ya no mellan mi autoestima frases como "necesito un hombre", porque la definición de lo que es un hombre es inmensa y en ella cabemos todos y cada uno de nosotros. Basta de tiranías y complejos, y de cargar sobre la espalda ajena nuestros absurdos ideales, creados y arrastrados de generación en generación. No soy un hombre macho ni quiero una mujer florero, soy un hombre al que le gusta cocinar, aunque no se le de muy bien, leer y escribir, llorar cuando mi cuerpo lo necesita y jugar al fútbol ebrio de testosterona si la situación lo requiere. Y feliz, porque me acepto con lo que soy, sin exigencias.


1 comentario:

didgewind dijo...

Ya con tiempo comentaré algo más, sólo decir que el papel de la mujer (qué es ser mujer) está muy definido mientras que los hombres ahora nos encontramos con que no tenemos referentes válidos de qué es ser hombre, precisamente por todos los cambios que comentas en tu post. Así que a ser como nos apetezca en cada momento, supongo.