sábado, 9 de febrero de 2013

Mura ka mismo

Que desorientacion. Un dia, en un hotel de ene estrellas en la Gran via, mirando la agitacion abajo, el frio, y las cumbres nevadas de la sierra al fondo, mas allá de la Torre Madrid, y de los edificios desde Princesa hacia el norte. Al dia siguiente, en un apartamento viejo, destartalado, lleno de cucarachas de frente a una favela en Salvador. El cielo lleno de cables, calor, sudor, agua caliente. Hoy, de nuevo en un flat en San Paulo, como hace dos años, pero del otro lado de la colina Paulista, viendo edificios en escalera trepando la ladera. Desde aqui veo la misma antena que hace dos años, la que parece la torre eiffel, y los arboles de la mata atlantica del Parque Trianon, y casi si estirase la vista veria el flat donde me hospedaba entonces. Una parte de mi se quedó aqui en 2010, justo cuando terminó el año, una parte añorada, y me pregunto si no pasaria como en un libro de Murakami, que intente atisbar desde aqui quien esta ahora ocupando aquel apartamento, y me vea a mi mismo dentro. Murakami es fantasticamente surrealista. Creo que nadie deberia espiar su propio apartamento cuando no está, ni examinar demasiado la casa de sus propios recuerdos, en ambos casos tal vez encuentre espectros.

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