No es un deja vu. Hace un calor infernal en Río de Janeiro... aún. Del qué seca la boca, los labios y lo único que quieres es pegarte otra ducha de agua fría porque antes de secarte ya estas sudando nuevamente. Y ese mismo calle que seca las ideas, la voluntad y hasta el apetito. Ah verano... a ver cuando te marchas.
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