viernes, 30 de julio de 2010

Florida mojada

¿Y sabés cuando viene lo peor? Cuando llueve. Pero no cuando ya está lloviendo, sino justo el momento en el que empieza a llover. Se arma el caos. La gente se vuelve loca, corren para un lado, o para el otro, como si estuviera cayendo ácido del cielo, y los comerciantes de las mantas, -a quienes yo creía peruanos y tal vez sean del interior de la provincia- se apresuran a recoger y proteger sus mercancías. Los que antes partían Florida al medio en una ordenada recta, ahora crean un revuelo desordenado en el que se mezcla gente de paraguas con las mantas arrastradas, plásticos, carritos de mercancías de colores, la lucha por hacerse un hueco debajo de los minúsculos resguardos en los lados de la calle, argentinos corriendo, unas guitarras, algún despistado, y los indolentes, a los que el agua no molesta. Y todo eso dura apenas unos minutos, hasta que este caos agitado vuelve a encontrar un punto de equilibro dentro de una nueva configuración: los que estaban al centro ahora se reparten a los lados, y los demás, siguen su camino, seguramente, hacia casa.

jueves, 29 de julio de 2010

Florida

Sí, yo sé que en Buenos Aires se pueden hacer muchas más cosas. Pero también seguro que se podían hacer más cosas en Helsinki de las que nunca hice. Pero es invierno, estoy aquí por trabajo, y eso hace que tenga poco tiempo y menos ganas. Entonces termino haciendo lo que la mayoría de los brasileños hacen en Buenos Aires: ir de compras. Y no me extraña, según están los precios en Sao Paulo. Así que voy a la calle Florida. Todo lleno de comercios a los lados, y el centro de la calle, venta ambulante, una hilera infinita de mantas vendiendo cualquier cosa (sobre todo camisetas de Argentina, DVDs, y recuerdos). Casi no se puede pasar de un lado de la calle al otro, no hay huecos. Me recuerda a cómo debía ser el centro histórico de la Ciudad de México antes de que lo "recuperaran", en vista de como son las calles detrás de Moneda, tal vez se pareciera a estos. Y todo el esfuerzo que debió hacer el gobierno del DF para volver a dejar las calles transitables, al menos en parte. Me pregunto si con la economía en picado de los argentinos, llegará un punto en el que todo esto sea irrecuperable, y si esto es como debería ser, si la economía sumergida es buena para el que lo está pasando mal, pero a largo plazo malo para todos, o eso, es solo una visión inculcada por el capitalismo, o tal vez eso sea el argumento anarquista, otra vez el hippie que ya no existe. En fin, como le dije a M hace poco, dejaré que mis pensamientos concluyan solos, yo no pienso ayudarles en estas cuestiones escabroso-político-sociales.
Me olvido entonces y me meto en una tienda , a ver si encuentro una sustituta para mi chaqueta azul favorita, mi única chaqueta de hecho, ya la compré hace cuatro años y se fue a perder en algún sitio de Manaus. Curioso, en la tienda me hablan portugués. Le digo al dependiente que soy español, que me puede hablar en castellano, pero  parece que dos minutos más tarde se ha olvidado y me sigue hablando en portuñol (que no significa español porteño, no). Entonces, me resigno, y cuento los brasileiros que veo, u oigo en la tienda. Ya lo entiendo. Brasil 6, Buenos Aires 4. 
 
 
 
  

martes, 27 de julio de 2010

MASPobreza


- ¿De qué quieres escribir?
- No sé.
- Pues piensa algo, aprisa.
- Pensaba escribir sobre el MASP. De cómo se eleva ahí majestuoso, como una caja de zapatos en cuatro pedestales rojos. Parece un cofre de concreto acristalado, flotando sobre lo más alto de la ciudad, como si de su mismo interior naciera el barranco de Anhangabaú, el valle de los espíritus malditos, la brecha del centro viejo.
- ...
- El otro día pensaba en eso cuando caminaba cerca. Pensé tambien en el agua de uno de los estanques que sostienen uno de los pedestales. No me había fijado hasta ese momento. Qué idea tuvo el arquitecto. El agua reforzaría la idea de levitación de la caja de zapatos. Escribiría sobre eso.
- ¿Y...?
- Y en esas, me fijé mejor. Había uno de los muchos sin casa sentado en el borde del estanque. Se estaba lavando, los brazos, o los pies. La verdad que no vi bien, estaba oscuro. Tenía la piel con churretes de suciedad, oscura, correosa, como ajada, no por el sol, sino por la calle. Me pregunté si vendría del nordeste, o del interior, o de dónde. Creo que no tenía dientes. Pensé que él y yo tendríamos ideas muy diferentes sobre el MASP. Tal vez él no supiera que eso era un museo. ¿De qué sirven los museos cuando tienes hambre, resaca, o no tienes donde dormir? Tal vez para él, el MASP siquiera era realmente visible. Tal vez en su realidad, yo tampoco lo fuera.
- ¿Y entonces?
- Entonces se me quitaron las ganas de escribir sobre el MASP.

domingo, 25 de julio de 2010

Vacío

Amaneció un día soleado, templado en el invierno paulista. Amanecí con un vacío como si hubiera estado corriendo durante los últimos días por una rampa en espiral, y de repente el suelo desaparece bajo los pies, solo queda una inercia, que podría decir que me impulsa flotando por un vacío negro sin sonido, con estelas diamantinas, nubosas y apagadas, y luces titilando en la oscuridad, o algo más poético o más lóbrego. Pero no es así. En realidad mi vacío son las abigarradas calles de Comitán, en plenas fiestas patronales de Santo Domingo, donde una vieja vestida de blanco me obliga a bailar, reluctante ella, reluctante yo. Y no suena la marimba, sino una canción de Tacuba un poco distorsionada, como tocada por una pianola sin fuerza.
Si esto tiene sentido, ya lo veremos.

domingo, 18 de julio de 2010

Manaos

No quisiera vivir aquí. Incongruente, dice la guía. Esta ciudad se
muere a las cinco, queda la basura en la calle, una sucesión de rejas
echadas y polillas negras como murciélagos revoloteando entre las
bolsas, por el suelo áspero, por el aire templado. Por la mañana,
Manaus es un hervidero callejero de comercio sinsentido, venta
ambulante, venta de rua debajo de un cielo encapotado que cuando no
amenaza, descarga. La lluvia es fuerte, dura unos minutos y se va,
como si nada, dejando riachuelos bajando por las calles, dejando la
ciudad embarrada, pero sin barro. Y no se lleva los puestos ni las
casetas de lanches. Deja ahí la marca de un capitalismo desordenado,
sucio. Baja desde el Teatro hasta el puerto flotante, el agua
discurre, hasta las mesas con grifos y jarras de cerveza, suelo sucio,
mojado, sillas de plástico, y cae por el borde hasta el agua negra del
Río. Manaus es el ultimo punto donde abastecerse, donde beber cerveza,
un último reducto de civilización, caotica, antes de adentrarse en el
Amazonas. Una masa mediocre de concreto, cables y fachadas de
decadencia ecléctica. Por eso tal vez aquí el agua negra del rio pasa
deprisa, toca el muelle y se va, queriendo alejarse cuanto antes.

jueves, 15 de julio de 2010

Troubadour

La canción original en la que se basa el remake de Bisbal.



martes, 13 de julio de 2010

Salvador

Delante de mi se extiende toda la negrura, un mar tan negro como la
propia piel africana de Bahía. Se ve solamente la espuma blanca, el
resto, se adivina cerca de la orilla, con las farolas costeras y la
masa lumínica que a estas horas ya es Salvador. La noche del sur es
engañosa: el aire puede ser de verano, pero la luz es del invierno. Su
ausencia se mezcla con un fragor amortiguado, son las olas rompiendo
más abajo, es el chasis que se pierde acariciando algunas notas de
música tranquila brasilera. No sé qué es, pero voy a pensar que es
bossa nova.

lunes, 12 de julio de 2010

Ipanema

Siempre me fijo en el suelo de las ciudades que conozco: si esta
limpio o sucio, cuidado, quebrado, andado, gastado, marcado, combado,
y si tiene actitud.
Pero esta vez no soy yo, el suelo de Ipanema es su identidad, parte de
su personalidad. Las rayas ondulantes son su seña, las zigzagueantes,
las de Copacabana.

"Olha, que coisa mais linda, mais cheia de graça...

sábado, 10 de julio de 2010

Cenando

Hay dos cosas que me encantan de los restaurantes brasileros respecto a los españoles o mexicanos. El sistema electrónico de comandas. Funciona así: al entrar en el restaurante, recibes una ficha con un código de barras. Pides la comida, y los camareros solo tienen que encargarse de apuntarla en tu comanda electrónica. Cuando terminas de cenar, no tienes que entrar en ese tedioso e interminable diálogo de por-favor-la-nota con un camarero que está más apurado por servir las otras mesas, esperar que el camarero la traiga, depositar la tarjeta, esperar a ser cobrado, firmar la autorizacion de la tarjeta, buenasnoches-buenas noches, bla bla bla. Aquí terminas de cenar, y te levantas cuando quieras con tu comanda electrónica, pagas en caja y te vas.
Y segundo, y esta es solo respecto a Mèxico, no tener que dejar propinas.

viernes, 9 de julio de 2010

Grafittis

Leí en la guía que me regalo Rincón que en la ciudad de Sao Paulo
había grafittis muy chulos. Bueno, seguramente no lo leyera con esas
palabras, y tal vez tampoco hablara de grafittis o de pintura mural,
ya no recuerdo. Lo cierto es que si los hay, constructivos, como este
a la puerta de mi hotel, o destructivos, como los de los predios del
centro viejo. Nunca vi la fachada de un edificio toda ella
pintorrajeada, no solo a nivel de suelo, sino en todas las plantas.
¿Cómo lo harán? Por lo visto algunos paulistanos tienen habilidad
para trepar de noche por las fachadas sin cuerdas ni ningún tipo de
seguridad, solo un espray. O verdadeiro homen-aranha.

sábado, 3 de julio de 2010

Magrelo concerto

Fue el concierto mas solitario que vi en mi vida. Solamente había una
persona. Tiene que ser duro cantar para un publico tan enflaquecido.
Yo estaba haciendo cosas por la Paulista cuando oí cantar a Alanis
Morrisette. Era una canción que sonaba durante mi primer año de
universidad. Sería por la morriña, sería por solidaridad, decidí
quedarme. Últimos acordes, vaya, y en instantes el concierto más
magro del mundo terminó.

viernes, 2 de julio de 2010

El color que cayo al cielo

Con este rayo sobre la Paulista no tardaremos en tener una invasión
extraterrestre en San Paulo.

jueves, 1 de julio de 2010

Portugueseando

Cuando más aprendo portugués de brasil, más gracia me hacen algunas expresiones. Se parecen tanto las dos lenguas que cuando me paro a pensar lo que decimos en portugués, me da risa.

Por ejemplo, en español, una conversación como:

- ¿crees que nos vayamos a ver hoy, y ya charlamos?
- uhmm vaya, tengo que irme ya de la oficina. Voy al gimnasio, y despues a ver el partido por la tele.
- está bien, no pasa nada.
- te doy un toque y ya quedamos el lunes para desayunar, te parece bien?.
- sí, gracias.
- hasta luego

Y en portugués, traduciendo literalmente:

- ¿será que la gente se va a ver hoy y batemos un papo?
- entonces, es así, preciso irme ya del escritorio. Voy a la academia, y despues asisto al juego por la teve.
- belleza
- ligo para ti y marcamos el segundo mercado para el café de la mañana, puede ser?
- puede, valió.
- hasta más