lunes, 3 de agosto de 2009

Cuatro chistes aéreos

Iba a escribir sobre la poca vergüenza de los directivos de Telefónica al autoregalarse más de seis millones de acciones, pero buscando mi número de tarjeta de Iberia Plus en mi cuenta de Gmail me he encontrado con estos chistes que en su día me hicieron sonreir y hoy han conseguido lo mismo, y se me han quitado las ganas de despotricar contra esta mierda de sistema capitalista. Aprovecharé mejor la siguiente hora continuando con la cautivadora historia que me está contando el amigo Milan Kundera. Malditos mercaderes con trajes seguramente regalados.

* Le dice un cliente a una azafata, después de una discusión, que le está resultando una persona muy desagradable. Y le contesta la tía: Sin embargo, usted a mí me parece una bellísima persona, pero podemos estar los dos equivocados.

* Después de un pollo monumental por overbooking, le dice el cliente a una azafata de mostrador: Señorita, ¡no sabe usted con quién está hablando! Se vuelve la tía a su compañera y le dice: Mira, otro gilipollas que no sabe ni cómo se llama!

* Macho ibérico haciéndose el gallito con la azafata delante de los amigotes: Señorita, por el precio que he pagado por este billete ¿puedo tocarle el culo? Ella, muy digna y sin inmutarse, le dice: Déjeme que lo vea. Y empieza a mirar el billete hoja por hoja. Cuando acaba le dice: Pues no, pero por este precio tiene derecho a que le dé por culo el comandante.

* ¡Señorita, este vino sabe a polla!. Es imposible, señor, en Iberia sólo servimos vinos de excelente calidad. Debe ser que le está repitiendo algo que haya comido antes.

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