Desde mi apartamento en Ipanema tengo vistas al mar lejano y al morro (un día tengo que escribir sobre la favela). También tengo vistas a la lachonette de la esquina, a la boca feísima del metro y a una plaza enorme llena de arboles. Y como no, a la colmena de enfrente, donde se asoman vecinos eventuales, como yo, a tomar el fresco, a ver el movimiento o las luces de la favela. No son las vistas panorámicas que tenia en Barra pero, a la mierda, el pavimento urbano es más reconfortante.
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