martes, 15 de junio de 2010

Empieza

Empezó discretamente, con unos pocos banderines. Luego siguìó todo lo demás, los carteles, las orlas, banderas verdeamarelas, cintas, balones de futbol en los sitios más insospechados: en el bufet del desayudo, colgados del techo, banderas adornando paredes, los predios, fachadas, entradas, ventanas. Los televisores improvisados, en el quiosco, en el parking, en la entrada, en la oficina, en la terrazas. Ordem e Progresso. Anoche, dos faros gigantescos barriendo el cielo nublado, uno sobre Conjunto Nacional, el otro en el otro extremo de Paulista, diciendo, aquí estamos. Aquí jugamos. Hoy a las dos ya no quedaba nadie en la oficina, tres televisores y dos proyectores sintonizados. En la calle, tampoco un desierto, pero sí hay silencio. Hasta el primer gol.

3 comentarios:

Xicoatl dijo...

wow, la celebración del fútbol carioca. Me recuerda a una vez en que mi hermana y yo caminábamos sobre paseo de la reforma en ciudad de México, no teníamos idea de que jugaba la selección hasta que llegaron los mares de gente con pelucas tricolores, banderas, camisetas del equipo, cornetas, maquillaje verde-blanco-rojo. México le había ganado a EUA. Nosotros, contentos, nos fuimos a brincotear frente a la embajada gringa jejeje

Rincón oscuro dijo...

pues hoy miércoles 16 de junio me toca a mí sufrir toda esta absolutísima estupidez humana multiplicada potencialmente por infinito, empezando por tener que ver al obeso que descarga la fruta en la calle del banco, apretadísimo con una camiseta de España, gorro de España, pulsera de España, la cara y los brazos pintados de rayas rojas y amarillas y su pobre niña en la furgoneta también con la banderita de los cojones pintada sobre sendos carrillos, pasando por ver "engalanados" los escaparates, ventanales y ventanas de cualquier edificio y local con el trapo "rojigualdo", y terminando por tener que ver al panolis del padre de mi hija disfrazado mientras se queda pegado a la TV viendo el partido.

soñadora utópica dijo...

la estupidez humana se ve mucho más en otros momentos de la vida cotidiana. saber disfrutar de un deporte no tiene nada de malo, al contrario. pero para gustos los colores... respetando, claro.