Y la conversación derivó hacia el papel del paro en la sociedad, y en realidad es tremendamente incongruente que la sociedad española me tenga que pagar durante un año mientras yo me dedico a vivir la vida alejado de los problemas mundanos, con una tasa actual de desempleo del 19%, la segunda mayor en la Unión Europea. ¿Que ya lo he pagado por adelantado con mis impuestos? Puede ser, pero este pensamiento no es nada social, se supone que estas ayudas están para la gente que lo necesita, y no para que yo me pueda dar el capricho de pegarme un año a la bartola, que me apetece mucho, y si llega el momento seguramente lo haga, porque nuestros queridos dirigentes lo permiten y casi que lo estimulan, permitiendo por ejemplo acercarse a sellar la tarjeta del paro telemáticamente.
Me puedo considerar afortunado por ser una persona con un buen sueldo, sin cargas familiares y apenas necesidades materiales. Aunque como se refleja en este artículo de El País, hay gente que no tiene tanta suerte o que en algún momento se complicó la vida más de lo necesario.