viernes, 17 de agosto de 2012

Carioca

Estaba aun pensando en el asunto de la magia. Es como pegarse contra una pared. Sé que existe, y deberia estar en un sitio tan bonito como este, debajo de alguna piedra, o atras de una musica o de un pensamiento, o tal vez de un libro o un pedazo de historia. Pero nada. Hay calma, hay cierta paz, hasta rutinaria, que es agradable, pero ni rastro de ella, de la magia de las cosas. Leí en un libro de niños sobre alguien que podia saber la historia de las cosas con solo tocarlas. Lo que han visto los objetos, lo que se ha vivido cerca. Ese alguien un dia perdia ese don, y al tocar las cosas, solo sentia el tacto rugoso de la realidad.
Creo que desde que llegué a este lugar, y a otros anteriores en el espacio de un año, y en el tiempo de Madrid, de Rio, de nuevo de Madrid, y de nuevo de Rio, me es muy dificil sentirme conectado a lo que me rodea. Me recuerda a Valladolid por aquello, y veo que apenas tiene que ver con el romanticismo de lo que está a mi alrededor, ni cuan bello o cuan feo sea todo esto o todo aquello. Creo que al final es el descansillo de la escalera, mejor no insistir, y si mis piernas no me acompañan, o en este caso mi cabeza, voy a parar a pensar, a tomar carrerilla mental como ya hice, y ver cual es la siguiente escalera. El caso es subir, no tiene que ser ahora. Puede ser mas adelante.

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