viernes, 20 de septiembre de 2013

Roma

Mires por donde mires. Da gusto perderse por las calles viejas de Roma, el empedrado, las hiedras, las paredes rojas. Los manteles de cuadros rojos y blancos, como los de los picnic, o los de los restaurantes italianos fuera de Italia. No me extraña que hayamos adoptado tanto de la vita dolce sin darnos cuenta.
Es extraño que parece que ha pasado toda una vida desde que me instalé en Rio, pero sin embargo parece que hace hace meses que vine por primera vez a Roma, también por trabajo, un rito de pasaje a los escasos veintitres años, sin saber hablar ingles y sin tener ni idea de donde me estaba metiendo, y claro, bastante agobiado. Recuerdo practicamente las mismas cosas, el caos de Roma, el calor, la estacion Termini, la fontana de Trevi encajada, las calles, las escaleras de la plaza de España, los helados. Que rapido pasa el tiempo. ¡Como puede ser! ¡Casi quince años! No es que tenga la percepcion de hacerme viejo, pero si de cuan corta es la vida, que los años pasan, y que Roma no era eterna.

3 comentarios:

Rafa Rope dijo...

Roma es inovidable, no eterna¡
Lo que hace ser eterna son sus cuentos, historias, amores y pasiones.

Daviz dijo...

Sobre todo las historias y recuerdos de cada uno! Verdad?

Rincón oscuro dijo...

no te lo creerás... pero la única vez que estuve en Roma, sentada frente al Panteón de Agripa, que has usado como foto, intercambié unas palabras con un chico... adivina de dónde... de Palencia, jajajaja...