Maravilla de Río número 298: calles de Santa Tereza. No tenía prisa por volver pero creo que exageré un poco. Desde 2010 es mucho tiempo. Y de aquella ni siquiera llegue a recorrerlo todo, como de esta, aunque por lo menos llegué a montarme en el ya extinto tranvía. ¿En qué otro lugar se puede escuchar gallos cantando (a las doce de la mañana), los bambúes meciendose en la brisa que bate aquí en lo alto de la colina, y disfrutar de vistas de trescientos cincuenta y nueve grados de la ciudad y bahía en el Parque de las Ruinas? Y aún más, respirar el aire bucólico sobre las vías de hierro y alegrarse de que aquí no haya llegado la destrucción inmobiliaria. Un malasaña tropical. Tomar un cafe en un caserón retromodernizado,...y otra maravilla, apenas hay turistas y extrañamente los que hay, hablan francés. Qué chic.
(Disculpas si parezco un anuncio de Lonely Planet)
2 comentarios:
Ohh, que recuerdo las vistas desde el parque de las ruinas..... que lindo Santa Teresa...
Gran descubrimiento :)
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